INICIO WEB GRANADA VEGA DE GRANADA DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO EN ANDALUCÍA CORTIJO DE LOS CIPRESES - ÍNDICE

 

CONSTRUCCIONES SINGULARES EN LA VEGA DE GRANADA

 

 

HISTORIA Y CRÓNICAS DEL CORTIJO  DE LOS CIPRESES

 

Artículo: Milagros Soler Cervantes

 

 

PARALELÍSMOS CON ALMUNIAS SIGLO XVI -XVII PARALELÍSMOS  CON  CORTIJOS  SIGLOS  XIX-XX NOTAS SOBRE EL CORTIJO DE MANUEL Mª TORRES ROJAS

 

 

 

EL LUGAR DE ASENTAMIENTO DEL CORTIJO DE LOS CIPRESES

 

En la ruta natural hacia las tierras del Norte, bordeando la vía de acceso al interior de la Península a través de Jaén desde Granada, localizamos el cortijo-casería de Los Cipreses. Lo encontramos a las afueras de la ciudad, en la convergencia de la Autovía de Sierra Nevada (A-44) y la carretera de Jaén, conocida también en su tramo urbano como Avenida de Juan Pablo II. Tanto por la belleza de su diseño arquitectónico como por el lugar emblemático en el que se asienta ha sido declarado PATRIMONIO HISTÓRICO. Aún así, su estado de deterioro y la especulación del suelo hacen preveer su próxima desaparición con la venia de las autoridades responsables de Cultura.

 

Cortijo-Casería de Los Cipreses (Almanjáyar - Vega de Granada).

 

   

Ubicación del cortijo a la salida de Granada hacia Maracena por la carretera de Jaén. 

Mapa físico de la localización del cortijo.

 

Localización del cortijo en la actualidad (Año 2012).

 

Su marco geográfico viene determinado por las características de la Vega Alta de Granada, con tierras fértiles de regadío que brindaban la posibilidad de aprovechar sus abundantes recursos agrícolas y ganaderos, dada la gran cantidad de agua que recorre sus campos. Queda incluido entre las cuencas fluviales de los ríos Darro y Beiro, estando próximo a sus cultivos el Arroyo del Barranquillo y la acequia de la Madraza de época arabe. Desde la mítica fuente árabe de Aynadamar su red de canales llegaban hasta el cortijo.

 

La importancia histórica de la parcela en la que se asienta el edificio viene refrendada por la continuidad en su ocupación a través del tiempo. Se tiene constancia de que el pago es conocido desde la Edad Media con el nombre de Almanjáyar y sus alrededores fueron habitados desde la Prehistoria. Según recientes excavaciones, hacia el siglo VIII a.d.C. los íberos controlaban la Vega desde poblados conocidos como Ilurco (Cerro de los Infantes, Pinos Puente) y el oppidum amurallado de Iliberri (Ilturir, en la colina del Albaycín). En sus alrededores existían pequeños núcleos agrícolas y ganaderos que dependían administrativamente de Ilurco y de Ilturir y les abastecían de alimentos.

 

En época romana en ese sitio se levantarán importantes villas no sólo dedicadas a tareas agropecuarias sino también a otras actividades como  manufacturas textiles, talleres artesanales, alfares y trabajos de cantería. Ejemplo de la explotación múltiple de estas fincas tenemos el yacimiento de las canteras del Cortijo del Canal (Albolote). En cuanto a la identidad social de estas propiedades podría conjeturarse que pertenecían a la élite terrateniente que administraba la Bética. No podemos olvidar que estas fincas rústicas estaban situadas junto a una importante vía secundaria del itinerario utilizado durante todo el imperio. Las obras para la construcción del tranvía Metropolitano de Granada durante el año 2012 dejaron al descubierto yacimientos arqueológicos de un presunto templo romano en el Camino de Ronda así como restos de un cementerio con unas 22 tumbas tardo-romanas. También se encontraros restos de cerámica de este periodo en los alrededores de la Casería de la Trinidad, a escasos kilómetros del Cortijo de Los Cipreses.

 

Campesinos medievales granadinos en la ilustración de un mapa de Braun Hogenber.

 

Visigodos y árabes mantendrán la actividad económica de la comarca, continuando los árabes la tarea de crear redes artificiales de irrigación iniciada por los romanos. La ciudad conocida por los latinos como Municipium Florentinum Iliberitanum, pasó a ser denominada en época islamista como Elvira. La zona en la que se ubica el cortijo era conocida como Almanjayar y tenía en sus inmediaciones propiedades que pertenecieron a los monarcas del reino de  Granada y a la familia real, siguiendo posiblemente los mismos patrones de control del territorio heredado de los romanos. Esta afirmación estaría apoyada por lo que escribiera Ibn al-Jatib:

 

“No hay, en fin, en torno de aquel recinto [Granada] espacio alguno que no esté poblado de jardines, de cármenes y de huertos. Pues en cuanto al terreno que abarca la llanura que se extiende en lo bajo, todo son almunias de gran valía y de tan excesivos precios que ninguna de ella podría pagarla sino un príncipe, habiendo algunas que producen cada año una renta de quinientos dinares. [...] Esta prosperidad alcanza igualmente á todas las alcarias y terrenos que poseen los súbditos, colindando con las propiedades del sultán, pues se ven por do quiera campos dilatados y alquerías pobladas, habiendo entre ellas algunas muy extensas y habitadas...”

 

Tras la reconquista de la ciudad nazarí por parte de los Reyes Católicos (1492) la zona norte de la capital fue repartida entre los señores castellanos que participaron en esas guerras. Aunque algunas almunias quedaron en manos de la nobleza árabe derrotada, las mejores tierras pasaron a manos castellanas y aragonesas. Sin embargo, tanto las tareas agrícolas, ganaderas y artesanales siguieron siendo realizadas por la población morisca que las había trabajado durante siglos. Eso sí, esta vez bajo el control de los vencedores.

 

Por esta razón, muchas de las costumbres que regían en el pasado se mantuvieron a lo largo del tiempo, sobre todo en lo que se refiere a la administración del regadío, llegando incluso a estar en uso en el momento en el que se edificó el actual cortijo de Los Cipreses. De hecho, sus redes de suministro de agua seguían conservando el mismo trazado que en tiempos árabes. Desde la legendaria fuente árabe de Aynadamar se mantuvieron los canales que llegaban hasta Granada y bajaban a la Vega. La campana de la Torres de la Vela de la Alhambra determinaba el tiempo de regadío.

 

Las tierras de Almanjayar, además de estas conducciones de agua, poseían abundantes pozos que sirvieron de punto de referencia para levantar cortijos y caserías. Para conocer la distribución de dichas construcciones resulta de interés el trabajo de documentación realizado por José Antonio Fernández López sobre mapas antiguos y legajos municipales en su artículo Antiguas caserías y almunias del nuevo barrio de Albayda de Grananda. En ellos podemos ver la intensidad en la que era explotada la zona. Siguiendo sus investigaciones podemos deducir la voracidad con la que esta parte de la ciudad fue sometida a especulación y destrucción sistemática de sus valores tradicionales, con la consiguiente denigración ecológica y cultural de su entorno.

 

Plano del Cuerpo Mayor del Ejército (1887).

Fuente: José Antonio Fernández López - http://eljardindelalbaydero.blogspot.com.es/

 

Terminada la Guerra Civil española se volverá a producir un nuevo repartimiento de las haciendas, cediéndose a bajo precio muchas de ellas a los militares que contribuyeron en la victoria del levantamiento fascista del general Francisco Franco. Otras sin embargo permanecieron en manos de los dueños que las edificaron en su día, como sucede en el caso de la casería de Los Cipreses. Evidentemente para que esto ocurriera era condición sine quam non que sus propietarios hubieran dado sobradas pruebas de su afinidad al régimen franquista.

 

 

SITUACIÓN DEL EDIFICIO EN EL AÑO 2012

 

Situado en plena área de expansión de Granada por su zona norte y como consecuencia del avance urbanístico de la ciudad, apenas quedan testimonios de lo que fuera el paisaje que le diera su identidad histórica. Como en otros lugares de la Vega, en la sensibilidad de las autoridades políticas han primado los intereses económico-especulativos sobre los culturales. Se ha sacrificado el valor de un patrimonio histórico colectivo, reconocido incluso a nivel oficial, a los intereses particulares e individualistas de corporaciones y entidades privadas que lo rentabilizarán en su beneficio.

 

Con las falaces promesas de siempre, especuladores en complicidad con los políticos de turno a su servicio, hacen creer a los vecinos de aquellos lugares que van a ser sacrificados a un falso progreso, que las nuevas trasformaciones van a ser para ellos fuente de prosperidad y riqueza. No obstante, procuran que estos proyectos, vendidos como de fructuosa modernidad, queden lejos de las zonas de sus chalets y residencias. Las grandes superficies comerciales, de ocio para masas o  redes comerciales de transporte (estaciones de trenes y autobuses) procuran mantenerlas alejadas de su cotidianidad. Para ellos, zonas periurbanas exclusivas de grandes extensiones de terreno sin aglomeraciones humanas. Para aquellos a los que gobiernan, acumulaciones de edificios-colmena en los que se genera hacinamiento y contaminación. Lamentable es señalar que muchas víctimas de estas políticas maniqueas son los primeros en preconizar tan engañosos beneficios.

 

Actualmente el Cortijo de los Cipreses está situado en un punto en el que su riesgo de desaparición es inminente. Sobre él se cierne el peligro de la construcción de la nueva estación del AVE que se realizará en un futuro inmediato. En este caso y siendo optimistas, si llegara a salvarse seguramente quedaría convertido en una folclórica cafetería explotada por alguna cadena de hostelería, puede que hasta extranjera. Entendiendo que las inexorables leyes del crecimiento en las ciudades hacen imposible mantener muchos de los legados que nos gustaría preservar, también es cierto que la compatibilidad de intereses debería hacer posible que permanecieran aquellos que nos proporcionan identidad histórica. Y no sólo que se conservaran, sino lo que es más importante, que se mantuvieran como patrimonio cultural colectivo.

 

Con el raído cuento de generar empleo se proyecta para el cortijo un futuro en el que serviría de marco para celebraciones de bodas, comuniones y bautizos. O quizás como centro de reinterpretación... de lo que sea. Necesitando los barrios periféricos bibliotecas y centros para reuniones culturales, la obra social del Ayuntamiento, con menos imaginación que intencionalidad, en el mejor de los casos inaugura, en época electoral, algún que otro gimnasio. El antiguo proverbio de mente sana en cuerpo sano ha sido castrado y sustituido por el de cuerpo sano para nuestros trabajadores (que así rendirán más y mejor).

 

 

 

DATOS CATASTRALES

 

Oficialmente domiciliado en la Avenida de Juan Pablo II de Granada. Su parcela está clasificada como suelo urbano, con un coeficiente de participación del 100% a pesar de estar catalogado como patrimonio histórico por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

 

En el Mapa Nacional Topográfico Parcelario realizado a mediados del siglo XX por el Instituto Geográfico y Catastral del polígono n º. 8 del municipio de Granada se identifica la finca con el n º. 4a.

 

Adscrito al Pago de Almanjayar Bajo, según consta en la hoja catastral del Servicio del Catastro de la Riqueza Rústica de la Dirección General de Propiedades y Contirbución Territorial del Ministerio de Hacienda, sus linderos eran al Norte con la parcela n º 3 , al Este con la carretera de Bailén-Málaga, al Sur con el ramal de la Acequia de la Madraza y al Oeste con la parcela 21a.

 

La finca tenía una extensión de 57.450 m ². distribuyendo su aprovechamiento agrícola en  53. 350 m ². dedicados al cereal de riego clase séptima; los 5. 100 m ².  restantes a la casa, carril, y eremitorio.

 

Como en el caso de otros bienes patrimoniales históricos de carácter agrario, los datos catastrales de la parcela donde está ubicado el cortijo omiten la presencia de esta residencia en la finca. Únicamente aparece en la ficha gráfica del PP-N3 pero sin mencionar la descripción de la misma.

 

Fuente: José Antonio Fernández López

Antiguas caserías y almunias del nuevo barrio de Albayda 

http://eljardindelalbaydero.blogspot.com.es/

 

 

 

DESCRIPCIÓN DEL EDIFICIO

 

Cortijo de los Cipreses . Año 2012.

 

EL CONJUNTO DE LA CASERÍA de Los Cipreses se inscribe en una planta rectangular (25 x 60 m. aproximadamente) dividida en dos zonas de ocupación diferenciadas. Éstas a su vez conforman dos áreas cuadrangulares separadas por una estructura de habitación situada en el eje central menor del edificio. La parte que corresponde al nuevo señorío orienta sus fachadas hacia el cuadrante Sureste. El resto de sectores de la hacienda se destina para alojamiento de los trabajadores de la finca, servicios y almacenes. Los dos módulos descritos se ordenan en torno a dos patios centrales con cierta irregularidad en sus proporciones.

 

  

Cortijo de los Cipreses. Año 2011 - Orientación y accesos.

Fuente: Google Earth

 

Cortijo de los Cipreses. Año 2011.

Junto al torreón se identifica una estructura rectangular que pudo utilizarse como balsa de agua para tareas agrícolas.

Fuente: Google Earth

 

 

DIMENSIONES APROXIMADAS

 

Superficie:  1450 m ². aproximadamente.

 

  

Fachadas menores: 25 m ².  Fachadas mayores: 60 m ².

 

El cortijo está rodeado por un grueso muro perimetral de unos dos metros de alto que acota los terrenos de la finca en las lindes que limitan con la carretera de Jaén en su lado Noreste. En ella se abre una entrada desde la que parte un camino (100 metros aproximadamente) que une la antigua carretera de Bailén - Málaga (actualmente conocida como Carretera de Jaén) con la puerta principal de la vivienda. En su día el camino estuvo bordeado de cipreses que a forma de columnata vegetal conducía hasta la casa señorial, desembocando en una pequeña plazoleta ajardinada.

 

 

Delante de la fachada principal había una plazoleta con dos enormes nogales y tres tinajas grandes, enterradas en el suelo para decantar agua de las acequias; se tapaban con unas losas redondas con argollas para tirar de ellas. Pasados los nogales se entraba en el jardín, con preciosos setos  de boj para separar los parterres. Para entrar o salir del jardín se pasaba bajo dos arcos formados por cipreses "domesticados".

 

(Descripción facilitada por Manuel María Torres Rojas)

 

Fotografía familiar en la plazoleta de la finca, frente a la puerta de entrada.

 

 

 

 

Entrada actual al cortijo desde el muro perimetral que lo rodea orientada al Noreste.

La original, ya destruida, consistía en un arco airoso y esbelto, con una hornacina que alojaba la imagen de la Virgen de las Angustias.

 

 

Camino de acceso al señorío. Otrora estuvo bordeado por cipreses.

Alzado de dos niveles a distintas alturas, excepto en el torreón-mirador, que es de tres pisos.

 

 

Vista del cortijo desde el camino de acceso.

Entrada principal con pórtico in antis sostenido por columnas. 

 

En el conjunto del edificio hay dos zonas bien diferenciadas: la del nuevo señorío y la de almacenes y servicios, que pudo alojar al histórico que le precedió. En la parte noble encontramos dos niveles de altura, excepto en el torreón, en el que un espacio con terraza abalconada conforma un tercero. La moderna vivienda principal se organiza con planta en L, formando un ángulo recto con dos módulos de habitaciones siendo el torreón nexo y vértice de ambos. En la zona de servicios las alturas se distribuyen de forma irregular. Cuenta también con otro torreón de menor altura, pudiendo haber formado parte en su momento de la casería que precedió al actual cortijo.

 

Fachadas orientadas hacia el Sureste. Torreón-mirador de tres niveles y pórtico de la entrada principal.

Cerramientos en madera y cristal con puertas abatibles de dos hojas.

 

LA FACHADA PRINCIPAL mira hacia el Sureste y de ella forma parte el torreón que la une con la orientada hacia el Suroeste. Tiene dos pisos de altura, abriéndose en el segundo cuatro balcones y en el primero tres grandes ventanales y la puerta de entrada a la vivienda. Ésta se protegía con un pórtico in antis elevado sobre el suelo al que se subía por una escalinata recta de dos tramos opuestos, separados por un rellano o descansillo frente a la puerta. Se sostenía por dos columnas adelantadas de fuste redondo liso, con basas y capiteles sobre el que descansaba la cubierta apoyada en zapatas de madera. El interior del techo estaba recubierto con artesonado estilo granadino en palillería de madera; el exterior de dicho techo servia de suelo a un balcón situado en el piso superior. Tanto la parte frontal del rellano como las escaleras contaban con barandilla de balaustres de piedra artificial, tipo rodilla de buey y pasamanos del mismo material.

 

 

PUERTA PRINCIPAL DEL SEÑORÍO

 

Puerta principal fotografiada el día de la boda de los nuevos propietarios de la finca.

Pórtico en terraza con balaustrada de piedra artificial y cubierta sostenida por columnas.

Artesonado con palillería de madera rematados con canecillos y talla de estilo granadino.

 

 

Detalle del artesonado en el porche de la entrada principal.

Puerta enmarcada en piedra, con medias columnas talladas soportando el dintel.

En el centro, mosaico con una imagen religiosa, posiblemente la Virgen del Carmen. A sus lados, la fecha del evento.

 

FOTOGRAFÍA GENTILEZA DE D. MANUEL MARÍA TORRES ROJAS.

 

 

 

 

La puerta era dintelada enmarcada en piedra tallada, con dos finas columnas adosadas a cada uno de sus lados. Junto a ellas, y dentro del porche, una ventana asaetada en disposición simétrica, proporcionaba más luz al zaguán del interior de la vivienda. Sobre el dintel y en el centro del mismo había un mosaico de cerámica granadina representando una imagen religiosa, posiblemente a la Virgen del Carmen. A izquierda y derecha de la misma, también en cerámica y dividido el texto en dos piezas, podía leerse la inscripción "Año"-"1927". Las ventanas del primer piso, a diferencia de los balcones del segundo, carecían de azulejos ornamentales en sus contornos.

 

 

Ventanas y balcones de la fachada principal y escalinata de acceso a la vivienda.

 

 

Escalera recta de dos tramos con rellano central.

Está protegida con balaustradas rodilla de buey  y pasamanos en piedra artificial.

 

 

Entrada principal del cortijo.

El suelo del pórtico permitía abrir una pequeña terraza sobre uno de los balcones del segundo piso.

 

 

El pórtico in antis se adelantaba a la fachada sostenido por columnas de fuste redondo liso.

 

En el segundo piso de esta fachada se alinean cuatro balcones. Uno de ellos, de los dos centrales el más próximo al torreón, abría a la terraza que formaba el techo del pórtico en la entrada principal. Todos tienen cerramiento en madera y cristal con puertas abatibles de dos hojas. Sus vanos son dintelados y adornados en la parte superior con azulejos blanquiazules almenados de estilo sevillano con leve caída vertical. En el balcón de la terraza estos azulejos bordean la parte superior del vano y los dos perfiles verticales en su totalidad hasta llegar a la línea de suelo.

 

 

La fachada tiene dos niveles con puerta de acceso, ventanas en el piso inferior y balcones en el superior.

 

Los balcones son dintelados adornados con azulejos de estilo sevillano.

En el correspondiente a la terraza, los azulejos bordean la totalidad de los perfiles del vano de luz.

 

Detalle de los azulejos que adornan los balcones y ventanas.

Caja pintada en azul para recoger la persiana de madera.

 

EL TORREÓN pone límite a la fachada principal por su lado Sur. Tiene planta cuadrangular sobre la que se levantan tres niveles. Los dos inferiores forman parte de la casa señorial y el tercero se dedicó a terraza-mirador. La cubierta de teja granadina en voladizo se sostiene sobre columnas de base cuadrada hechas con ladrillo que conforman tres vanos coronados con arcos de medio punto. De los falsos capiteles se proyectan arquivoltas y sobre cada una de las columnas y medias columnas adosadas en las esquinas, una semiesfera azul de cerámica vidriada sirve de ornamento. La caída está protegida por una barandilla de balaustres de piedra artificial semejante a la que encontramos en las escaleras de acceso a la puerta principal y al balcón en terraza que se le superpone.

 

Cuerpo del torreón con sus tres niveles de altura.

 

De los falsos capiteles se proyectan arquivoltas.

Sobre los arcos, semiesferas de cerámica azul vidriada sirven de ornamento.

 

 

El mirador queda diferenciado de los pisos inferiores por una cenefa de azulejos semejantes al de ventanas y balcones.

 

 

En el segundo piso, y en cada uno de los lados de sus dos fachadas se abre un balcón. En la planta baja, alineándose con dichos balcones, se localizan dos ventanas del mismo estilo pero de diferentes dimensiones, siendo de mayor tamaño la que forma parte de la fachada principal. Todos estos vanos tienen cerramientos en cristal y madera, protegidos por barandas los balcones y enrejados las ventanas. Barandas y enrejados se realizaron en hierro forjado. La parte superior de las ventanas se coronaba con una cornisa de este material sobre la que varias volutas se organizaban en torno a un escudo central con terminaciones en grutescos y rosetas. En cada uno de los extremos se colocó un pequeño jarroncillo neoclásico, también de hierro. En su centro, sobre el escudo, uno de mayor tamaño remataba el conjunto.

 

Los adornos en la parte superior de las ventanas, aunque siguiendo el mismo estilo, tenían tres modelos diferentes de ornamento. En la del torreón,  el motivo central era un escudo ovalado o de damas, con la figura de una granada en su centro, símbolo de la ciudad y del antiguo Reyno. Estaba enmarcado con volutas rematadas en rosetas. En cada uno de sus extremos se colocó un pequeño jarrón de estilo neoclásico.

 

 

En la fachada Suroeste las ventanas se adornan con tres motivos diferentes aunque siguiendo el mismo estilo.

 

Adornos en hierro forjado en la ventana del torreón.

Se adorna con escudo ovalado y granada en el centro, símbolo del Reyno y de  la ciudad de Granada.

 

Adornos en hierro forjado en la primera ventana de la fachada suroeste, con escudo cuartelado.

El escudo, con leones y castillos, alude  a los reinos cristianos de Castilla y León que conquistaron Granada.

 

 

La ventana de la fachada suroeste, repitiendo el mismo esquema que la del torreón, contiene un escudo cuartelado en cruz, alternando figuras de leones y castillos, con una imagen en cada cuartel y colocadas en ajedrezado. Alude a los reinos de Castilla y León que reconquistaron Granada a los árabes.  En la misma fachada, las otras dos ventanas restantes repiten modelo, utilizando el mismo escudo cuartelado que la descrita anteriormente, pero custodiado en esta ocasión por dos figuras masculinas mitológicas, cuyas extremidades se prolongan hasta convertirse en grutescos. Tanto los balcones como las ventanas se apoyan en soportes pie de amigo en hierro forjado. estos motivos ornamentales se repetirán en azulejos y solerias en el interior de la vivienda.

 

 

Motivo de las dos ventanas de la fachada suroeste, con figuras masculinas mitológicas enmarcando el escudo cuartelado.

Sobre ellas, un jarrón del que brotan lenguas de fuego.

 

 

LA FACHADA SUROESTE forma parte de un segundo módulo de habitat que se proyecta en ángulo recto con respecto a la principal (S.E.) y, a diferencia de esta última, comparte plano con la casa de labor o antiguo predio. En la zona del señorío sigue el mismo patrón estético que la fachada Sureste, con dos pisos de altura,  tres ventanas en el primer piso y tres balcones en el segundo. No tiene puerta de acceso. En la zona de labor, los dos pisos tienen menor altura, siendo cuatro las ventanas del segundo y apenas tragaluces los cuatro huecos de luz del primero. Se distribuyen de forma rítmica y simétrica en ambos sectores. La edificación dedicada a la servidumbre termina su límite en un torreón de tres niveles, siendo el más elevado un mirador con funciones también de secadero.

 

Fachada Suroeste del Cortijo de los Cipreses.

Una parte de ella corresponde al nuevo señorío y la otra a los habitáculos de labor.

 

 

Los balcones, excepto el principal, son iguales en estas dos fachadas.

Las ventanas, batientes y de cierre interior, cambian de modelo y tamaño.

 

Balcones de la fachada Sureste y Suroeste del torreón.

 

 

Ventanas de la fachada Sureste (grande) y Suroeste (pequeña) del torreón.

A diferencia de los balcones, que siguen el mismo modelo, las ventanas del primer piso adoptan formas diferentes.

Tanto balcones como ventanas se apoyan en soportes pie de amigo en hierro forjado.

 

 

Ventana del primer piso del torreón, en su fachada Suroeste.

 

El conjunto arquitectónico corresponde a etapas de construcción diferentes, lo que se observa tanto por las dimensiones de su alzado como en la concepción de su estética. En el caso del antiguo cortijo, por su planteamiento funcional y en el del nuevo señorío, por el refinamiento de su acabado. Por otra parte, si trazáramos un eje vertical entre ambas, encontraríamos una simetría de iguales antagónicos: es decir, la versión rural y tradicional oponiéndose a otra aburguesada y capitalina pero vinculadas por el mismo concepto volumétrico.

 

 

SIMETRÍA DE LA FACHADA SUROESTE

 

Si trazáramos un eje vertical entre ambas fachadas observaríamos una simetría de iguales antagónicos.

 

 

El aspecto formal de la zona de labor corresponde al estilo heredado de almunias nazaritas.

 

 

 

 

Unida a la parte del señorío se habilitaron almacenes y habitaciones para alojar a los trabajadores de la hacienda. rehabilitada con elementos arquitectónicos visiblemente más modestos, mantienen casi la misma robustez en sus muros si bien las ventanas son mucho más sencillas y pequeñas, absolutamente funcionales y exentas de cualquier adorno. Éstas se alinean en número de cuatro en cada uno de los dos pisos que conforman el alzado de este módulo. Las del segundo nivel tienen mayor tamaño y las del primero apenas se constituyen en un tragaluz. Estaban protegidas por enrejado de hierro forjado y cerramiento en madera y cristal. Este sector secundario de la fachada termina en un torreón de menor altura que el perteneciente al señorío y sigue la misma línea estética de funcionalidad de esta zona de la finca.

 

 

La fachada Suroeste.

Se alinea en ángulo recto con la principal (Sureste) situándose el torreón en el punto del vértice.

 

 

Balcones dintelados adornados con azulejos, protegidos con balaustres y barandilla de hierro forjado.

 

 

Secuencia de las ventanas de la fachada suroeste.

Manteniendo la unidad de estilo, la primera tiene una cimera diferente.

 

 

Fachada de la casería antigua, previa a la construcción del actual Cortijo de los Cipreses.

 

 

Este módulo posiblemente perteneciera en su totalidad a la antigua casería que precedió a la actual y que aparece en el Plano del Cuerpo Mayor del Ejército del año 1887 con nombre semejante: Cortijo de los Cipreses. En este sentido resulta interesante comparar el torreón de este predio con otro que parece contar con notables paralelismos estéticos en sus inmediaciones. Nos referimos al de la Casería de la Concepción, datada en el año 1858. Siguiendo al torreón, una nave secadero de reciente edificación, absolutamente funcional, completa el límite de esta fachada.

 

 

 

SEMEJANZA ENTRE LA CASA DE LABOR DEL CORTIJO DE LOS CIPRESES

Y LA CASERÍA DE LA CONCEPCIÓN DATADA EN 1858.

 

 

Casería de la Concepción, datada en el año 1858.

 

Casa de labor del Cortijo de los Cipreses.

 

 

 

 

FACHADAS SITUADAS EN EL CUADRANTE NORTE. Presentan mayor irregularidad en sus volúmenes que todas las anteriores.

 

 

Fachada norte del señorío y la casa de labor en su cuadrante norte.

A la izquierda, el señorío. En el centro, la casa de labor y  a a la derecha el anexo de un secadero.

 

 

Volúmenes del señorío y muro antiguo encalado de la casa de labor.

 

 

Detalle de la fachada norte correspondiente a la zona noble del edificio.

El balcón y las ventanas, de diseño diferente, consiguen un efecto de armonía asimétrica.

 

Balcón y ventanas del piso superior del señorío en su cuadrante norte.

 

 

Balcón y ventanas de la fachada. Foto tomada el 7 de Octubre de 2012.

Cerramiento realizado en hierro de forja y fundición. En este lado se sitúa la única ventana del edificio con arco de medio punto.

 

 

En la imagen, comparada con la anterior, llama la atención el rápido  deterioro de la finca. Foto tomada el 13 de Noviembre 2012.

La persiana aparece desprendida y los pomos del balcón han sido destruidos.

 

 

Comparación de las distintas alturas de los dos edificios. Seguramente pertenecen a periodos constructivos diferentes.

 

 

Torreón y estructuras de la casa de labor. Por su fábrica, podría datarse a principios del siglo XVIII. 

La cubierta de tejas de la casa ha sido sustituida por láminas de metal.

 

Detalle del torreón de la casa de labor, semejante al de otras almunias de la Vega Alta durante los siglos XVII y XVIII.

 

 

Secadero de tabaco, edificado a mediados del siglo XX, anexo a la casa de labor.

A la derecha, estructura de un ramal de la acequia Saravia.

 

 

 

INICIO ARTÍCULO

 

 

ALMUNIAS Y CASERÍAS EN LA VEGA ALTA DE GRANADA

SEGÚN PLATAFORMA DE AMBROSIO VICO (Ca. 1613)

 

SOBRE UN GRABADO REALIZADO POR FÉLIX PRIETO (1795)

Plataforma

 

INICIO ARTÍCULO

 

 

Fragmento del plano de Granada realizado por Ambrosio Vico.

Pueden verse las formas arquitectónicas de  algunas almunias de la Vega de Granada.

 

 

El Cortijo de los Cipreses responde al tipo de arquitectura costumbrista típica de Granada, heredera de las tradiciones árabes. Desde los primeros tiempos de su asentamiento en el sur de la península ibérica, y una vez consolidada la conquista de al-Andalus, los musulmanes  adoptaron la costumbre de otros países islámicos que consistía en levantar palacetes o fincas de recreo en las afueras de las ciudades. Los Omeya cordobeses fueron sus principales impulsores, que imitaban antiguas formas arquitectónicas romanas y bizantinas, siendo estas edificaciones conocidas en el siglo VII como  castillos del desierto.

 

 

Detalle de una almunia con señorío y torreón en la Vega de Granada.

(Fragmento del plano realizado por Ambrosio Vico)

 

 

Estas almunias o casas de recreo eran castillos-palacio que conjugaban el ocio, el laboreo y el retiro para la oración. Poseían lujosas estancias dignas de alojar a invitados ilustres, pabellones de caza, huertas y jardines. Solían adoptar módulos de planta rectangular con muros vueltos hacia el interior de la vivienda que se organizaba en torno a patios de muy cuidada arquitectura, cielo abierto y aparentemente sencilla ornamentación botánica. Una de las más famosas sería la almunia de la Ruzafa en Córdoba, llamada así  por querer emular con ella Abderramán I a la Ruzafa de Siria.

 

Las torres eran elemento importante en este tipo de edificaciones, tanto por su carácter simbólico como elemento de prestigio y poder, así como por el sentido práctico que le era inherente en cuanto a su capacidad defensiva y de control visual sobre el territorio. Tenían varios pisos y en su construcción era escaso el uso de la piedra, excepto en los niveles inferiores. Las quintas emblemáticas contaban con muros perimetrales de gran consistencia que las dotaban de seguridad, marca de territorialidad y aislamiento.

 

Las quintas nazaríes compaginaban jardines poéticos con huertas de producción agrícola. 

(Fragmento del plano realizado por Ambrosio Vico)

 

 

En al-Andalus era costumbre entre las clases poderosas dejar durante algunos días la ciudad y retirarse al campo para disfrutar del ocio en armonía con la naturaleza. Combinando huertas y jardines que proporcionaban sensaciones placenteras para los sentidos, servían igualmente como marco para fiestas y tertulias, convites y cacerías. También para intrigas y conspiraciones. Durante los reinos taifas y la etapa nazarí, los pequeños monarcas quisieron emular el poder Omeya y copiaron su ejemplo constructivo.

 

Esta proyección de formas arquitectónicas adquirió protagonismo en la Vega Alta de Granada durante el periodo de tiempo que va desde el siglo XVI hasta principios del XX. Durante la última mitad del siglo XX, la ocupación sistemática de la vega con la consiguiente especulación inmobiliaria, acabó prácticamente con las pocas edificaciones de este tipo que aún quedaban. Jorge Valverde, autor de la obra Títulos inmobiliarios andaluces apunta lo que puede ser una de las causas principales de esta destrucción sistemática del patrimonio.

 

Ejemplo de almunia-cortijo en la Vega de Granada.

Compatibilizaban los jardines interiores con huertas ajardinadas y campos de labor.

(Fragmento del plano realizado por Ambrosio Vico)

 

 

Nos dice este investigador de la nobleza granadina que la mayoría de personas con títulos y la burguesía local con poder adquisitivo se trasladó a Madrid, siendo muy pocos los que se preocuparon de conservar sus emblemáticas propiedades. A esto cabe añadir la sucesiva partición de las heredades, que acabaron siendo mal vendidas a constructores con poco o ningún sentido cultural y estético.

 

 

INICIO ARTÍCULO

 

 

 

 

 

PARALELISMOS ARQUITECTÓNICOS DEL CORTIJO  DE LOS CIPRESES

EN LA VEGA DE GRANADA

 

 

CORTIJO DE LOS CIPRESES (Granada)

Su origen puede remontarse al siglo XVII. La última remodelación data del año 1920.

INICIO ARTÍCULO

 

 

 

El Cortijo de los Cipreses responde al tipo de arquitectura costumbrista típica de Granada, heredera de las tradiciones árabes derivadas de las casas de recreo de la nobleza nazarí y recogida por la burguesía local de los siglos XIX y XX. Solían estar dotadas de planta cuadrangular, torreón mirador, puerta de acceso resaltada con porche sobre el que se abría balcón en terraza y vanos de luz con distribución axial. Desarrolladas principalmente en la Vega Alta de Granada desde la Baja Edad Media, apenas quedan en la actualidad unas cuantas fincas dispersas con estas características.

 

Esta almunia o casería de Los Cipreses es uno de los ejemplos más representativos y elegantes de este tipo de edificios enmarcados dentro de la arquitectura historicista en Granada. Fue declarado bien del Patrimonio Histórico por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía. Aquí se muestran algunos de los pocos ejemplos que aún se conservan.

 

ALGUNOS EJEMPLOS CONSERVADOS EN LA ACTUALIDAD

 

 

 

CASERÍA DE LAS REJAS BAJAS.

Camino de acceso jalonado de cipreses, con señorío y casa de labor. Siglo XVIII.

 

 

 

CASERÍA DE LA TRINIDAD (Granada).

Responde al prototipo de arquitectura señorial de la Vega de granada.

Su origen se remonta al siglo XVIII y contiene un antiguo poso de origen nazarí.

En la actualidad está parcialmente destruida.

 

 

HUERTA DE NUESTRA SEÑORA DEL PILAR  (Vegas del Genil, Granada)

Casa de recreo edificada a  principios del siglo XX.

Muestra notable paralelismo con el Cortijo de los Cipreses, si bien en fabricación más modesta.

 

INICIO ARTÍCULO

 

 

ESCRITOS DE MANUEL MARÍA TORRES ROJAS

SOBRE EL CORTIJO DE LOS CIPRESES Y GRANADA

 

 

INICIO ARTÍCULO

 

 

NOTAS EXTRAÍDAS DE LA CORRESPONDENCIA MANTENIDA CON

 MANUEL MARÍA TORRES ROJAS 

SOBRE EL CORTIJO DE LOS CIPRESES EN LA VEGA ALTA DE GRANADA.

Avatares y descripción del interior de la vivienda.

 

PUBLICADOS CON EL CONSENTIMIENTO DE SU AUTOR.

 

 

28 de Diciembre de 2012

 

En los años ochenta del pasado siglo, la Administración expropió buena parte de la finca a un precio muy inferior al mercado. El resto de la propiedad fue adquirida finalmente por un conocido constructor y promotor inmobiliario, para terminar finalmente el cortijo siendo por entero propiedad del Ayuntamiento, llegando bajo esas condiciones al lamentable estado actual.

 

Como usted comprenderá, mi único interés al escribir sobre Los Cipreses es literario y de evocación de recuerdos de infancia y de familia. Agradezco la referencia que hace de mis relatos que figuran en su Web y me permito indicarle que el texto íntegro de mi rememoración sobre la Casería de Los Cipreses se encuentra en el enlace que abajo le remito.

 

http://cuentosencarneviva.blogspot.com.es/2008/06/granada-casera-de-los-cipreses.html

 

 

5 de Enero de 2013

 

A principios de los años 80 se expropiaron a mi familia las hazas de la Casería de Los Cipreses que bordean la carretera de Jaén para ampliar y desdoblar la misma. Es posible que también se produjera alguna expropiación más en nuestra finca por la zona de sus lindes con el Cerrillo de Maracena, pero de esto no estoy seguro.

 

Cuando heredamos el predio mis hermanos y yo andábamos en plena diáspora. La casería había dejado de labrarse hacía tiempo, el pozo del Patio de los Naranjos se había secado y pasaban los años sin que ningún hermano, lejos todos de Granada y de su Vega, pudiera acercarse a la finca y, mucho menos, disfrutar de unas vacaciones en Los Cipreses. Frasquito, el capataz, se jubiló. Era preciso buscar un nuevo aparcero, pagar los impuestos y atender a las tareas imprescindibles de mantenimiento.

 

El nuevo administrador de la finca nos informó que había recibido una oferta de un constructor y promotor inmobiliario. El consenso, por mi parte a regañadientes, fue aceptar la magra oferta. Olvidé Los Cipreses como se olvidan  las cosas que nos duelen y que hemos irremediablemente perdido.

 

 

14 de Enero de 2013

 

Oratorio (como afirman algunas fuentes) no hubo nunca. Lagar, tampoco, que no había viñas.

Corrales, establos, graneros, secadero de tabaco, garaje, lavaderos, vivienda para los guardeses, abrevaderos... fosas sépticas, depósitos para agua doméstica, estanque para cocer el lino, otro más para el estiércol... Sí.

 

 

15 de Enero de 2013

 

El lino se segaba a mano, con hoces. Las gavillas se sumergían en el agua del estanque, previamente llenado con agua de la acequia. Aplastábamos el lino para que no flotara en el agua, con piedras planas y pesadas. El problema venía al cabo de unos días, cuando la fibra empezaba a pudrirse y olía a huevos podridos.

 

 

30 de Enero de 2013

 

Intentaré explicar mis certidumbres sobre Los Cipreses:

En nuestra Casería ni mis abuelos, ni mis padres, ni nosotros, nietos e hijos, vivíamos de manera permanente. No fue domicilio fijo de nadie. Mis abuelos Rojas residían próximos al centro de la capital.

 

Era una finca de recreo y de veraneo por lo que su mobiliario y equipamiento se acomodaban a este fin. Es más, estoy convencido de que mis abuelos no durmieron nunca bajo aquel techo.

 

Ni biblioteca, ni oratorio (como se indica en algunas fuentes), ni columnas dóricas ni Cristo que lo fundó. Un sólo, enorme eso sí, cuarto de baño en la planta de arriba y, más tarde, el que mi padre mandó construir en la de abajo.

 

Con el tiempo, mi padre fue comprando muebles de época en anticuarios de Granada que terminaron arrumbados en el convento de una orden religiosa femenina. Allá mismo terminó su vida mi querida Guillermina.

 

http://www.culturandalucia.com/Manuel_Maria_Torres_Rojas_2/MEMORIA_DE_GRANADA.htm#Guillermina0


 

No conocí la Casería de la Concepción. Dices que está cerca de Los Cipreses; me extraña no haber dado nunca con ella en mis paseos constantes, a pie, en bici y en tranvía, pero...

 

Es posible que la casona de "los señores" se construyera pegada a edificaciones preexistentes: casa de los guardeses, graneros, secadero, lavaderos, corrales, gallineros y establos; efectivamente, parecían más viejos y de peor fabricación.

 

El problema sigue siendo que no conozco a nadie que viva para cambiar impresiones. Tampoco hay planos, escrituras u otra documentación. El final de Los Cipreses no fue grato y han pasado muchos años. Y a mí me duele el alma al escarbar en mis recuerdos, aunque estén a flor de piel.

 

 

2  de Febrero de 2013

 

Mi padre mandó construir un tercer cuarto de baño para uso exclusivo de mis hermanas. Lo situó en sus habitaciones, debajo del torreón noble, zona que llamé "gineceo". Los azulejos eran negros.

 

Los Cipreses no tuvieron nunca ningún sistema de calefacción, ni estufas, radiadores o simples braseros de cisco. Insisto: era inhabitable e inhabitado en invierno, que Frasquito llamaba "livierno".

 

El caserón carecía de alcantarillado. Para cada baño hubo de fabricarse una fosa séptica, tarea que seguí con pasión.

 

Las caserías que me resultaban familiares se llamaban: Los Arcos, Los Doscientos, Los Estados Unidos, la de Melchorito y La Sartenilla. La Casería de la Concepción no se divisa desde Los Cipreses. El camino de Pulianas y Pulianillas yo no lo frecuentaba.

 

Mi padre prefería veranear en la Dehesa de Campoamor.

 

http://cuentosencarneviva.blogspot.com.es/2008/02/campoamor-aos-50.html

 

 

3  de Febrero de 2013

 

Delante de la fachada principal había una plazoleta con dos enormes nogales y tres tinajas grandes, enterradas en el suelo para decantar agua de las acequias; se tapaban con unas losas redondas con argollas para tirar de ellas. Pasados los nogales se entraba en el jardín, con preciosos setos  de boj para separar los parterres. Para entrar o salir del jardín se pasaba bajo dos arcos formados por cipreses "domesticados".

 

Fotografía familiar en la plazoleta de la finca, frente a la puerta de entrada.

 

 

 

 

5  de Febrero de 2013

 

Las hazas lindantes con la carretera de Jaén fueron expropiadas para ampliar esa vía. El justiprecio fue ínfimo, máxime si se tiene en cuenta que era la mejor tierra de labor, y la casa quedó devaluada al resultar mucho más pegada al tráfico y sus molestias. Ignoro si hubo más expropiaciones en otras áreas de Los Cipreses. La Casería fue antaño una maravillosa y recoleta finca de placer y labranza. ¿Qué queda de ello?

 

La casa tenía dos enormes salones, uno en cada planta. Por la puerta principal se accedía al zaguán, revestido de azulejos. Percheros, paragüeros, bancos renacimiento y dos arcos a cada lado del acceso al salón. Enfrente, la puerta de cristales plomados que daba al patio de los naranjos. En él, una gran morera con herrajes para que la copa diera mucha sombra. Paredes cubiertas de hiedras con troncos como puños. Al fondo dos enormes tilos.

 

A la izquierda del zaguán, el cuarto de estar. Mesa grande faldera para desayunar. Butacas y divanes. Aparato de radio.

 

La siguiente puerta, de dos hojas, era la entrada al comedor, que era muy grande con balcón y ventanas a dos fachadas. Vigas de madera vista, mesa maciza para dieciséis o dieciocho comensales y óleos de época: “Essaú y el plato de lentejas”, una “Última Cena” escuela sevillana, y una chimenea revestida de azulejos que no me gustaba nada y que no se encendió nunca.

 

El piso del comedor y los azulejos de los zócalos altos de la casa eran de Fajalauza, exactamente iguales a los de mi hotel favorito: El Nacional de La Habana. La historiadora que me guió en Cuba me confirmó que la azulejería de hotel se encargó a Fajalauza por aquellos años. Era el hotel favorito de los gansters de Estados Unidos.

 

6  de Febrero de 2013

 

La escalera que une ambas plantas tenía los peldaños de mármol blanco y unos buenos pasamanos  de madera noble. Las contrahuellas eran muy bellas, fabricadas con azulejitos blanquiazules. Por ahí debe haber una foto mía, hecho un primor.

 

 

Un gran vitral plomado con cristales venecianos que permitían adivinar la hilera de avellanos que bordeada la acequia que separaba las hazas de sembradura, hazas que se llevó el viento expropiatorio.


En el salón de arriba mis padres se prepararon sus aposentos, muy "modern art", divididos por una gran puerta corredera con cristales ¡venecianos! En todos los dormitorios contábamos con aguamaniles, jofainas y útiles para refrescarnos.


A "mon père" le dio por empotrar armarios en nuestros dormitorios, que no en el suyo, bien provisto de muebles de maderas de raíz de olivo y lunas de tres cuerpos.

 

Donde hablo de aguamaniles y jofainas se puede añadir. En el mío firmé el famoso pacto de caballeros con el ratón que se comía mi jabón, según relato en este cuentecillo.

 

El ratón que se comía mi jabón.

 

De la planta de arriba, lo más destacable era el gran cuarto de baño inglés, con su balcón orientado hacia Maracena, su grifería y apliques importados de las Inglaterras, y su tamaño, suficiente para albergar a Popea. También era agradable el gineceo de las hermanas, con balcones y ventanales a dos fachadas, y una salita de estar muy coquetona. En un extremo del salón se instaló una mesa de pin-pon, con tresillos para ver los partidos. Pegadito al baño, con su balcón dando a la morera, un ropero tamaño natural.

 

En el salón de abajo habían tres ambientes distintos, sin separaciones físicas. aunque sí morales. "Fumoir" para hombres, zona de costura, bolillos incluidos, para mujeres y área mixta para juegos de salón y de cartas. Palé, canasta, "robi" (no sé cómo se escribe) "whist" (o algo así)...(¿quién lo va a comprobar?)

 

En la casona había algunas piezas apreciables de pintura granadina. Morcillo, Suárez, López-Mezquita, Cuesta y otros. También había lienzos de Ramón Carazo y de Madrazo. Sin faltar uno de Miguelito (sic, padre dixit), de Rodríguez Acosta.

 

 

ARTÍCULO RELACIONADO:

 

 

RECORRIDO POR EL CORTIJO.

Visita guiada siguiendo los relatos de Manuel María Torres Rojas."

 

 

 

INICIO ARTÍCULO

 

 

 

 

 

INICIO ARTÍCULO

 

CRÓNICAS Y OTROS ESCRITOS DE MANUEL MARÍA TORRES ROJAS

SOBRE EL CORTIJO DE LOS CIPRESES

 

Manuel María Torres Rojas en su adolescencia.

 

LOS CIPRESES

MEMORIA DE GRANADA

 

GRANADA HUELE A NADA

E14 de noviembre de 2012

 

 

 

INICIO ARTÍCULO

 

 

Compilación dedicada a su perrilla "Clarita" 

 

 

 

INICIO ARTÍCULO

 ENVIAR CORREO ELECTRÓNICO

Granada, Noviembre de 2012- Enero 2013

INICIO WEB GRANADA VEGA DE GRANADA DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO EN ANDALUCÍA CORTIJO DE LOS CIPRESES - ÍNDICE

   EDIFICIOS EMBLEMÁTICOS EN EL BARRIO DE ALMANJAYAR

Pagina nueva 2