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CONSTRUCCIONES SINGULARES EN LA VEGA DE GRANADA

 

Edificio de las Delegaciones Provinciales ( Junta de Andalucía) de los arquitectos Cruz y Ortiz en el barrio de Almanjáyar

 

EDIFICIOS EMBLEMÁTICOS EN EL BARRIO DE ALMANJÁYAR

Artículo y reportaje fotográfico: Milagros Soler Cervantes

 

 

 

HISTORIA, PRESENTE Y FUTURO DE ESTE BARRIO GRANADINO

 

En la zona norte de la capital de Granada varias demarcaciones históricas han adquirido renombre y protagonismo como consecuencia de la expansión de la ciudad. Tal es el caso del antiguo pago de Almanjáyar, en el que se han consolidado en los últimos cincuenta años barrios como el de Cartuja, la Paz, Joaquina Eguaras o el que ha tomado el mismo nombre de estas tierras, es decir, el barrio de Almánjayar. El sitio fue en otro tiempo lugar de huertas y acequias. Su extensión está delimitada actualmente por los municipios de Maracena y Pulianas. Numerosos cortijos y haciendas explotaron la riqueza de sus suelos con cultivos de viñas, olivos, cereales y distintos productos hortícolas. La acequia de Aynadamar y la de Saravia formaban parte de sus principales arterias acuíferas. Otras vías de agua serían el río Beiro y el Juncaril, el arroyo del Barranquillo.

 

 

Campesinos granadinos trabajando la tierra extramuros en un mapa de Braun Hogenberg.

 

Administrativamente corresponde al Distrito Norte y desde sus orígenes ha recogido a una población periurbana que en la Edad Media fue mayoritariamente musulmana y tras la Reconquista, morisca y castellana. Durante mucho tiempo desarrolló distintos tipos de explotaciones agropecuarias. A finales del siglo XX unas inundaciones en la capital granadina hizo que cerca de tres mil familias se reubicaran en la zona norte, en arrabales que surgieron de nueva planta. Por otra parte, el Ayuntamiento aprovechó la circunstancia para desplazar a esa parte de la ciudad a la población de etnia gitana que ocupaban con sus chabolas los suburbios de la zona sur. En ese momento, la burguesía granadina buscaba su expansión urbanística en esa parte de la ciudad y se sirvió de esa estrategia populista para liberar terrenos que fueron rápidamente ocupados por las clases más pudientes de esa sociedad emergente.

 

 

Delimitación del polígono de Almanjáyar según el Ayuntamiento de Granada - Año 2012

 

Es lamentable que el nombre de Almanjáyar se haya venido desprestigiando en los últimos años como consecuencia de la ignorancia histórica de su pasado y el desconocimiento sibilino de su  presente. Es cierto que parte de la zona fue ocupada a mediados del siglo XX por una población marginal, mayoritariamente gitana, en la que el negocio de la droga  y los índices de delincuencia eran de los más altos de Granada. Pero no lo es menos que a finales del siglo XX y principios del XXI el barrio fue sometido a un plan municipal de recuperación, potenciándose las viviendas de protección oficial, levantándose edificios carismáticos oficiales, como el de las Delegaciones Provinciales  de la junta de Andalucía, construido por los arquitectos Antonio Cruz y Antonio Ortiz  (Cruz y Ortiz, Arquitectos). También se crearon parques, se trazaron grandes avenidas y se proporcionó algunas dotaciones socio-culturales.

 

 

Edificio de las Delegaciones Provinciales ( Junta de Andalucía) construido por los arquitectos Cruz y Ortiz en el barrio de Almanjáyar

 Foto: Cruz y Ortiz, Arquitectos

 

La ubicación del emblemático edificio en Almanjáyar y el desplazamiento de los funcionarios hasta él suscitó serias controversias.

 Foto: Cruz y Ortiz, Arquitectos

 

Edificio de las Delegaciones Provinciales ( Junta de Andalucía) desde la Avenida de Joaquina Eguaras.

 

 

 

Detalle del reloj  en uno de los cuerpos del edificio de las Delegaciones en el barrio de Almanjáyar.

 

Los llanos de Almanjáyar fueron ocupados en tiempos prehistóricos según lo demuestra el hallazgo de restos argáricos en las proximidades del actual barrio de Cartuja. Los romanos también habitaron la zona y levantaron en sus solares lujosas casas de campo, alfares y todo tipo de edificios relacionados con la explotación de los recursos agrícolas. Este lugar se menciona igualmente en narraciones de historiadores y viajeros nazaríes. En esa época su trazado estaba delimitado por la Puerta de Elvira, el arroyo del Barranquillo  (antiguo "Jandaq al-Gamiq" o Barranco Hondo) y la Fuente de las Lágrimas o de Aynadamar (Ayn al-Dam)  en el barrio de El Fargue.  Ibn Battuta (1300-1313/77) describe los alrededores de Granada en los siguientes términos:

 

"Los alrededores no tienen igual entre las comarcas de toda la tierra, abarcando una extensión de cuarenta millas, cruzadas por el famoso río Genil y por otros muchos cauces más. Huertos, jardines, pastos, quintas y viñas abrazaban a la ciudad por todas partes".

 

Es evidente que en este párrafo se incluyen las que eran las tierras del norte, entre las que cabe incluir las de Almanjaya. Por su parte, Ib al-Jatib (1313-1374) relata:

 

"Vastos jardines rodean la muralla y espesos bosques patrimonio particular del sultán. (...) En la parte note de la llanura hay almunias de gran valor y elevada calidad que para pagar su precio sería menester fortuna de reyes. Algunas de ellas hay que rentan al año medio millar de dinares de oro, a pesar del escaso coste de las verduras en esta ciudad. Como unas treinta de estas almunias eran patrimonio privado del sultán.(...) Todas (las haciendas) tienen casas magníficas, torres elevadas, eras amplias, palomares y gallineros bien acondicionados. (...) En estas fincas viven un gran número de hombres y animales, como caballos vigorosos para el laboreo y cuidado del campo, y en muchas de ellas hay incluso castillos, molinos y mezquitas.

 

 

Fuente y jardines en la calle Iznájar en el barrio de Almanjáyar. Al fondo, palmera de las apariciones.

 

Lejos están estas crónicas de la imagen histórica que dan del barrio de Almanjáyar  páginas Web como Wikipedia, consecuencia evidente de la ignorancia. En ella se dice literalmente que:

 

"La época más antigua de la que se tiene conocimiento es la Edad Media. En aquel entonces, era un gran territorio vallado donde se depositaba estiércol".

    

   Página Web de Wikipedia en la que se dice que Almanjáyar "era un gran territorio vallado donde se depositaba el estiércol"

 

Jerónimo Münzer, viajero alemán que visitó Granada en 1494, explica como la zona norte de la capital era una fecunda llanura de abundantes riegos y tierra rica en todo tipo de cultivos, recogiéndose hasta dos cosechas al año. Cita entre ellas las de mijo, nabos, zanahorias, lentejas, panizo, habas y legumbres. Cuenta como, al no llegar las nieves a esos llanos, abundan los limoneros y los naranjos, los almendros, los olivos y los granados, las higueras y los membrillos, los cerezos y las parras con exquisitos racimos de uvas. Es lógico pensar que una vez que los cristianos se adueñaron de Granada, estas tierras fueran arrebatadas a sus antiguos dueños y pasaran a manos de los grandes señores castellanos que participaron en la Reconquista.

 

Según todas estas crónicas de Almanjáyar, nada tiene que ver la imagen que nos están transmitiendo los medios de comunicación sensacionalistas con la verdadera historia y realidad actual del barrio. En lo que se refiere a su pasado, la etimología del nombre de Almanjáyar puede derivar del término árabe  al-Masayij, que se traduciría como "Llano de los maestros" o según otras teorías, "Llanos de la Ajea o del Ajenjo". También se ha traducido como "llano de abundantes olivos, viñas, arrayanes, jardines, castillos y otras propiedades". Entre sus límites se localizaban lugares tan emblemáticos como la Fuente de Aynadamar (o Fuente de las Lágrimas), de la que partía la acequia que lleva su nombre. Las tierras de labor y la ganadería gozaban de merecido prestigio, tanto en la ciudad como en sus alrededores.

 

 

Caserías y fincas rurales de Granada extramuros, dibujadas en el mapa de Ambrosio de Vico (1795)

 

 

 

DELIMITACIÓN DE LA ANTIGUA ALMANJAYA, SEGÚN JOSÉ ENRIQUE CERDÁ GILA, ET ALLI.

Fuente: "Breve Historia nazarí del barrio de Albayda"

 

 

Durante muchos siglos se mantuvo el equilibrio de este entorno natural de la Vega granadina. Será en la segunda mitad del siglo XIX, cuando se acometerán reformas urbanísticas en el centro de Granada que implicará la ocupación de todas estas tierras de labor al norte de la ciudad. Como en otras capitales andaluzas en esa época, los antiguos trazados medievales impedían el desarrollo de vías rápidas de comunicación entre sus barrios. En 1895 se abrirá la Gran Vía de Colón, dividiendo la antigua medina árabe. En 1951 se inicia la ejecución del llamado Plan de Alineaciones, remodelando de forma drástica el tradicional casco histórico, siendo parte de su eje vertebrador la nueva calle Recogidas y el Camino de Ronda, que al trazarse por el oeste de la ciudad supone la primera invasión de la Vega y el inicio de la subordinación de sus terrenos a los intereses especulativos inmobiliarios. 

 

Antiguo Camino de Ronda.  Su trazado sería la primera invasión consciente y programada de la Vega de Granada.

 

A través del tiempo, la tradición agrícola y ganadera de esta zona norte de la ciudad se mantuvo sin apenas cambios hasta mediados del siglo XX. A finales del siglo XIX emerge una nueva clase burguesa adinerada que surge de la explotación de monocultivos en la Vega de Granada como el azúcar y el tabaco. Pretenderán construir sus viviendas en el centro urbano, pero sobre todo en los barrios de reminiscencias aristocráticas, en los alrededores del río Genil, donde el mismo Boabdil construyera su palacio de verano. Para ocupar esos codiciados terrenos era necesario desalojar a sus propietarios, vecinos pertenecientes en su mayoría, a la clase trabajadora. También fue preciso sanearlos del chabolismo periférico protagonizado por grupos de gentes de origen gitano.

 

En ese estado de cosas se inicia la reconducción de los vecinos de condición humilde que ocupaban el sur de la ciudad hacia lugares localizados en el norte. A partir del año 1965 se va conformando el Barrio de Cartuja y se potencia la construcción de viviendas de protección oficial en la parte de Almanjáyar en dirección  a Maracena y Peligros. Las grandes haciendas y caserías se van sustituyendo por edificios de muchos pisos de altura, que nada tenía que ver con la tradición de habitabilidad de los vecinos de Granada. A esta ocupación vertical de los nuevos barrios hubo de añadirse la de la distancia entre esas islas de ladrillo, que apenas contaban con zonas de servicios. En los abundantes descampados que había entre los rascacielos fueron surgiendo nuevos núcleos de chabolas. Además se fue acumulando un considerable número de personas con hábitos marginales, en la mayoría de los casos con patrones de vida al margen de la ley. Es curioso como en menos de cincuenta años puede cambiarse el paisaje histórico y socio-cultural, haciendo que caiga en el olvido lo que fuera la verdadera realidad de su pasado.

 

 

Bloque de edificios en el barrio de Almanjáyar. Su origen fue maniqueo y caótico.

 

Sin programación urbanística y gobernando desde el consistorio a golpe de licencia, el desarrollo de la ciudad fue caótico. Terrenos de alto rendimiento agrario se dedican a la construcción de viviendas suburbiales y los barrios más emblemáticos fueron desarticulados o destruidos. Por otra parte, durante los años sesenta del siglo XX, la mecanización del campo provocó una importante emigración hacia las ciudades al sobrar mano de obra como consecuencia de la adopción de maquinarias agrícolas. En Granada tuvieron que habilitarse áreas con barracones, que llegaron a albergar a más de 12.000-13.000 personas. En esa década se produjeron una serie de desgracias en la ciudad que agudizaron el problema de la vivienda, ya de por sí en ese momento bastante grave. Se producen unas lluvias torrenciales (años 1962-1963) que derrumban casas en el casco urbano y cuevas en el Albaicín.

 

Los barrios tradicionales se vieron incapacitados para albergar a los emigrantes y a los damnificados. Ante lo desesperado de la situación se edifican las "Casitas de la Virgencica" en el Cerrillo de Maracena, que desde los años sesenta hasta los ochenta se alojaron más de cinco mil personas afectadas de las inundaciones. Sin estar dotados de los servicios mínimos que posibilitaran la habitabilidad, la vida cotidiana allí era un auténtico calvario. También en la Vega surge el barrio de La Chana (del árabe, "Ghana" o "paraíso"), que inicia sus primeras construcciones en 1959 financiadas por el Arzobispado a través del Patronato Virgen de las Angustias. Ningún organismo de poder quedó al margen de la especulación inmobiliaria.

 

 

 

PALMERA DE LAS APARICIONES DE NTRA. SRA. DE LOS MILAGROS EN LA CALLE IZNÁJAR

 

    

 

 

PALMERA DE LAS APARICIONES 

Según la vidente Encarnación de la Cruz, en ese sitio se le aparece Virgen Milagrosa y Cristo Resucitado desde el día 14 de Junio de 1990. A raíz de este suceso, periódicamente se congregan algunos vecinos del barrio para rezar el rosario.

 

Sobre la hornacina de la Virgen, una inscripción y una cabeza de Juan Pablo II recuerda la visita que hizo el Papa en el año 1928 al barrio de Almanjáyar. En conmemoración de esa efemérides, a la Carretera de Jaén se le puso el nombre de Avenida de Juan Pablo II. La realidad es que en Granada, a esa vía se la sigue conociendo y llamando con su antiguo nombre.

 

 

 

 

 

En los años setenta el Instituto Nacional de la Vivienda inicia una política de expropiación en lo que es actualmente el Polígono de Almanjáyar. Lo que fuera conocido por los árabes como al-Manjayij desapareció definitivamente en esos años. El Ministerio de la Vivienda encargará al arquitecto Fernando Terán un plan de urbanización para Almanjáyar que sería aprobado en el año 1976 y ejecutado entre los años 1979 y 1982. Se buscó también facilitar el acceso directo al centro de la ciudad a través de la Avenida de Joaquina Eguaras.

 

La Avenida Joaquina Eguaras se planteó como una vía rápida acceso al centro de la capital desde la autovía Jaén-Madrid.

 

Las iniciativas y los objetivos de modernidad de grandes avenidas que condujeran hasta el centro de la ciudad, con islas de edificios rodeadas de zonas verdes y grandes espacios para aparcamientos, no terminó de consolidarse, pues a medida que avanzaba hacia el centro urbano tropezaba con edificios que no se podían demoler. En esas condiciones, el proyecto global de las vías de acceso resultó un fracaso. Lo mismo sucedió con los bloques de viviendas edificadas en las demarcaciones de Molino Nuevo y Casería del Cerro. Los problemas de toda índole que surgieron las hicieron ingobernables y las autoridades acabaron desentendiéndose de su gestión. Esto contribuyó a la desaceleración en la compra de terrenos por las constructoras, lo que fortaleció a los grupos marginales que vivían en esas calles, convirtiéndose en un lugar inseguro y poco solicitado para adquirir nuevas viviendas por los vecinos de Granada.

 

 

 

 

Se plantearon tres vías  rápidas de acceso al centro de la capital: La carretera de Jaén, también llamada Avda. de Juan Pablo II (1), la Avda. de Joaquina Eguaras (2), que quedó bruscamente interrumpida a la altura de la calle de  Tete Montoliu y la Carretera de Pulianas (3), en la que no se acometieron las reformas programadas.

 

 

Será la Junta de Andalucía, una vez que le fueron trasferidas las competencias del Ministerio de la Vivienda, la que decide poner orden en todo ese caos. Encarga a los arquitectos Luís, Francisco y Pablo Ibáñez Sánchez nuevos planes para Almanjáyar. Se revisaron todos los conceptos empleados hasta entonces y se planificaron proyectos menos modernos, pero mas humanizados y acordes con la cultura de los vecinos de Granada. Se retoma la idea de viviendas unifamiliares o de bloques comunitarios con menos de cuatro o cinco niveles de altura. Aún así,  todavía llegarán a construirse edificios con pretensiones de alcanzar los  diez o más pisos  de elevación sobre el suelo. El esfuerzo consiguió reconducir y rehabilitar una parte de la ciudad que muchos de sus políticos ya daban por perdida. Hasta el año 2012 siguió el avance inmobiliario con bloques de viviendas que tenían como objetivo social y estético la normalización de su entorno. También hubo un empeño decidido por parte de las autoridades municipales y policiales por llevar la seguridad a esas calles de la capital.

 

 

Bulevar en la Avenida de Joaquina Eguaras. Se han habilitado zonas lúdicas y para el descanso.

 

Sin embargo, existen todavía manzanas de viviendas en las que los índices de inseguridad están a la altura de las más altas cotas españolas y europeas. Instalaciones deportivas, bibliotecas, centros para la conciliación de la vida familiar y otras asociaciones de integración comunitaria se han abierto en el barrio. A pesar del esfuerzo, la situación es dramática y la solución compleja. Reportajes como el realizado por el programas "Callejeros" pueden  llegar a herir la sensibilidad de los espectadores y, no obstante, está muy lejos de reflejar la realidad profunda que se vive en esas calles. Aunque las escenas que podemos contemplar en él están contenidas en un área restringida y determinada, no por eso dejan de ser menos preocupantes por lo que tienen de estigmatizadoras en la sociedad que las soporta. En estos enlaces se pueden ver algunas de las situaciones a las que nos referimos.

 

 

Programa: "Callejeros"

Título del programa:"LA CARTUJA Y ALMANJÁYAR"

Producido por: Cuatro TV

Fecha de emisión: 19.09.2008

 

 

http://www.youtube.com/watch?v=fbch-PWeLU0&feature=relmfu

http://www.youtube.com/watch?v=KFMowiFR8mM&feature=relmfu

http://www.youtube.com/watch?v=ANiKffaYK48&feature=relmfu

http://www.youtube.com/watch?v=SV-m299NDa0&feature=relmfu

 

 

 

Sin pretender disfrazar la realidad y muchos menos distorsionarla o esconderla, lo que sí queremos dejar claro es que el nombre de Almanjáyar no tuvo en su pasado las connotaciones peyorativas que, condicionadas por su presente, pretenden atribuirle algunos informadores. También conviene aclarar que en su presente, no todo el barrio de Almanjáyar es lo que se vive en un sector muy concreto, localizado en algunas manzanas en las que hay que incluir el barrio de La Paz y el de Cartuja.

 

Escuela Municipal de Flamenco situada en la calle Joaquina Eguaras, en las inmediaciones de las viviendas gitanas.

 

Conviene recordar que en otro tiempo, entre las haciendas que destacaban por su riqueza y belleza estaban las ubicadas en la zona conocida como de La Campana en los campos de Almanjaya. En sus proximidades todavía podemos encontrar lugares como la Casería de la Concepción o el Cortijo de Saravia en Pulianas. De otras edificaciones tradicionales apenas quedan restos de lo que fueron en su día. Tal es el caso de la Plaza del Hornillo (1), en la entrada de Maracena, el Cortijo de los Cipreses (2), portada de la desaparecida Casería de Nuestra Señora de la Piedad (3) o el cortijo de San Cayetano (4). Se alineaban en torno a una vía de paso natural y que actualmente es la carretera de Jaén. Hablaremos de algunos de estos lugares con la idea de recuperar el nexo que los une a su pasado y que deber formar parte de las señas de identidad de este barrio granadino.

 

Casas y cortijos próximos al Polígono de Almanjáyar y la autovía A-44  (Granada).

1.- Plaza del Hornillo  2.- Cortijo de los Cipreses  3.- Portada de la casería de Ntra. Sra. de la Piedad  4.- Cortijo de San Cayetano.

 

 

Calle de Fray Juan Sánchez Cotán, cerca de la Casería de Castril. La frondosa vegetación indica la riqueza de esas tierras.

 

Seguramente la zona de Almanjáyar ha sido en las últimas décadas una de las que más desarrollo urbanístico y crecimiento poblacional ha tenido en la ciudad de Granada. Al mismo tiempo que se levantaban edificios para alojar a los nuevos vecinos se construían otros de servicios como centros de salud, colegios públicos, biblioteca, instalaciones deportivas, diversos parques, varios hipermercados y abundantes locales comerciales. Para que la oferta de ocupación resultara atractiva se abarató el precio del suelo y se hicieron pisos y casas unifamiliares con un buen nivel de calidad en los acabados. Una vez revalorizada la zona, la tendencia a levantar bloques de más de 5 pisos vuelve a imponerse, dando claras señales de que la especulación ha vuelto a ponerse a la orden del día, recorriendo los mismos derroteros que, en sus orígenes, dieron lugar a planes que estuvieron inexorablemente condenados al fracaso.

 

Explanada de Kinépolis en Almanjáyar. En ella se han ubicado importantes centros comerciales.

 

 

Pisos nuevos en el Camino de los Yeseros, frente a la conflictiva zona de Molino Nuevo. En construcción en el año 2012.

La construcción de edificios de más de cinco pisos indica la revalorización de los terrenos y la vuelta de la especulación.

 

 

Edificio construido en el año 2012 para alojar la sede de la Escuela de  Magisterio

 

La apuesta por la modernidad ha sido siempre bien vista y mejor recibida por los habitante de Almajáyar, y así sucedió en el caso del inmueble de las Delegaciones Provinciales de la Junta de Andalucía de los arquitectos Cruz y Ortiz. Bien distinto es el caso del la futura Escuela de Magisterio que se erige como un cuerpo extraño con orientación de acceso antinatura y una estética de bunker con la que resulta difícil identificarse en un entorno de estas características. Además, su perfil ambiental tienen  una concepción absolutamente distinta a la de construcciones que se vienen desarrollando en la zona.

 

Por los topónimos que todavía podemos encontrar llegamos a deducir la existencia de otras fincas y actividades ya desaparecidas definitivamente. Tal es el caso de las calles llamadas  Casería de Aguirre, Casería del Cerro, Calle del Molino Nuevo, Calle y barrio de los Secaderos, etc. Los nombre son un recuerdo vivo del paisaje que tuviera en otro tiempo Almanjáyar. Este aspecto queda bien documentado en el artículo de José Antonio Fernández titulado "Antiguas caserías y almunias del nuevo barrio de Albayda de Granada". La construcción de nuevas vías de comunicación y la presión de los planes urbanísticos han contribuido a la total destrucción de lo que otrora fueran sus prósperas huertas. En este artículo dejamos reflejadas algunas muestras gráficas de edificios y estructuras ya desaparecidas y otras, que si no ponemos todos los medios a nuestro alcance para evitarlo, están seguramente condenadas a la desaparición: 

 

    CASERÍA DE NTRA. SRA. DE LA PIEDAD

    CORTIJO DE SAN CAYETANO

    CARMEN DE LA CASERÍA DEL ARCO

    CORTIJO DE LOS CIPRESES

 

 

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CASERÍA DE NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD

 

 

 

Durante la etapa árabe la zona norte de la capital granadina se distinguió por la existencia de grandes haciendas, algunas de ellas propiedad de la familia real nazarí. Con la llegada de los nobles castellanos, estos dominios pasaron a manos de los cristianos, que construyeron casas señoriales, algunas de ellas fortificadas. De esta tradición de congregarse grupos de campesinos y agricultores  surgirían las caserías, imbricándose sus raíces en la Edad Media.

 

 

La nobleza, los señores de la guerra y el clero delegaron en capataces la administración parcelada de sus latifundios. En muchos casos, se cedía a estos campesinos parte de las tierras a cambio de cuidar las quintas de grandes dimensiones. A partir del siglo XVI las caserías se consolidarán como unidades independientes agrícolas y ganaderas, perdurando su existencia hasta principios del siglo XX. La casería consiste en una casa en el campo con estancias para los dueños de las tierras y sus trabajadores, así como de otras dependencias típicas de fincas rústicas, como almacenes, caballerizas, corrales, secaderos, bodegas, etc. Se combinaban espacios para la rentabilización del campo con la ordenación estética de las huertas y jardines próximos a las viviendas. Esta forma de entender las tierras de labor imbricadas en los jardines era típica del gusto árabe y nazarí. Tenemos un claro ejemplo en los bosques, huertas y jardines que rodeaban la Alhambra.

 

Dibujo de casa rural en la vega, según el mapa de la ciudad de Granada de Ambrosio Vico (1795)

 

En el barrio de Almanjáyar existieron muchas de estas caserías, la mayoría de ellas hoy desaparecidas y de cuya memoria dan testimonio nombres de calles actuales, como sucede con la llamada Casería de Aguirre, Casería del Cerro, Casería de la Concepción. Existían varios patrones de construcción para este tipo de alquerías. En unos casos eran de estructuras puramente funcionales, pero en otros, las casas señoriales eran auténticos palacetes de semblanza nazarí con huertas ajardinadas en las que se combinaba la recolección de los productos con el placer de la contemplación de la naturaleza. También se recrearon de construcciones con ambientes renacentistas y finalmente, a finales del siglo XVIII y todo el XIX se edificaron fincas con estética ecléctica.

 

Una de estas caserías sería la conocida como Casería de Nuestra Señora de la Piedad, de la que actualmente (año 2012) apenas queda su portada. Las obras del nuevo tranvía y la imparable expansión de la ciudad hacia la Vega hace fácilmente previsible su desaparición en un futuro inmediato.

 

 

 

REPORTAJE FOTOGRÁFICO

 Milagros Soler Cervantes

Año 2012

 

Portada de la desaparecida Casería de Nuestra Señora de la Piedad, en la zona de Almanjáyar.

Su demolición definitiva parece inminente.

 

 

La entrada a la casería respondía al patrón típico de delimitación perimetral de este tipo de haciendas.

 

 

 

Sobre el dintel de la entrada se hizo una pequeña hornacina que albergó una imagen de la Virgen.

 

 

 

La portada se construyó en ladrillo y vigas de madera con cubierta de teja granadina.

Su cierre era en madera con puerta de doble hoja y remaches de hierro forjado.

 

 

Interior de la portada. Desde ella partían las lindes que acotaban el acceso a la casería.  

 

 

 

 

 

 

La casería se alineaba siguiendo la vía natural de paso, actual Carretera de Jaén.

 

 

 

Próximo a la casería de Ntra. Sra. de la Piedad se ubica el cortijo de San Cayetano.

 

 

 

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CORTIJO DE SAN CAYETANO

 

REPORTAJE FOTOGRÁFICO

 Milagros Soler Cervantes.Año 2012

 

 

Cortijo de San Cayetano, en la carretera de Jaén a su paso por Almánjayar.

 

 

Vista aérea del Cortijo de San Cayetano, en la carretera de Jaén.

 

 

Su estilo arquitectónico responde al gusto rural funcional de mediados del siglo XX.

 

Limitado por la autovía y rodeado de superficies comerciales de servicios, su pervivencia es casi milagrosa.

 

 

 

  

Cubiertas del cortijo con la forma piramidal a cuatro aguas, típica granadina.

 

 

 

Puerta principal de entrada al cortijo. Cubiertas de teja granadina.

 

 

Detalle de uno de los pilares que enmarcan la puerta principal, con remate y cerámica granadina.

 

 

 

Rótulo con el nombre del cortijo en cerámica azul de Fajalauza, típica de Granada.

 

 

Cortijo de San Cayetano desde la calle Torres.

 

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Junto al Cortijo de San Cayetano, donde antes hubo huertas, se han construido superficies comerciales.

 

 

En una de las principales vías de acceso a la ciudad, desde la que el visitante recoge a su llegada las primeras impresiones de la ciudad, llama la atención que las autoridades no se preocupen por la falta de estética de letreros como el de la hamburguesería McDonald´s o el de la cadena de supermercados alemana Aldi, imponiéndose de forma impertinente, a la línea de horizonte de de Sierra Nevada. Su impacto visual es espantoso.

 

 

 

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