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LA IGLESIA MÚDEJAR DE MONDÚJAR

(Santa Fe de Mondújar - Almería)

 

 

 

Artículo: Milagros Soler Cervantes

Fotografías: Jesús Vílchez y Milagros Soler

 

 

 

 

Iglesia mudéjar de Mondújar (Santa Fe de Mondújar, Almería)

 

LOCALIZACIÓN

 

La ermita mudéjar de la antigua alquería de Mondújar se localiza en el pueblo de Santa Fe de Mondújar en la provincia de Almería. Los restos arqueológicos encontrados en la zona demuestran una ocupación romana previa en la comarca. En sus inmediaciones, prácticamente frente a esta iglesia, se encuentra el castillo de Ciscarejo, también conocido como Castillejo de Gádor.  Según informan algunos historiadores hubo allí una torre de vigilancia romana que controlaba el paso hacia las poblaciones de Guadix y Almería (Urci). Se accede a ella a través de la carretera N-340a, en su tramo comarcal entre Gádor y Santa Fe de Mondújar.

 

Río Andarax y poblaciones pertenecientes a la Taha de Marchena.

Ermita de Mondújar (Santa Fe de Mondújar) y el castillo de Ciscarejo (Gádor)

 

 

La ermita se edificó tras la conquista, posiblemente sobre una mezquita de la alquería de Mondújar.

Ubicada frente al castillo de Ciscarejo, punto estratégico para el control del curso medio y bajo  del río Andarax.

 

Vista aérea de la ermita de Mondújar frente al castillo de Ciscarejo en la ribera del río Andarax.

 

 

TERRITORIO, FUENTES Y FUNCIONALIDAD

 

Para comprender mejor el patrón de asentamiento al que vamos a referirnos conviene recordar que en la etapa nazarí, Andalucía Oriental se organizaba en demarcaciones territoriales llamadas koras o provincias. En el siglo XIII existían la kora de Bayyana (Almería), la kora de Elbira (Granada) y la kora de Rayya (Málaga). Éstas a su vez se subdividían en climas (distritos) o iqlim (en plural aqalim) con una capital (madina) como elemento aglutinador y generalmente un castillo (hisn). Desde el inicio de la conquista musulmana para mantener el dominio sobre las zonas ocupadas se levantaron fortalezas o hisn (husûn en plural) encargados de controlar y defender los aqalim, conservando su cometido hasta finales de este período.

 

La administración nazarí, manteniendo las bases de ordenación precedente, crea una nueva configuración cuyas unidades vendrán a designarse con el nombre de tahas (ta´as). Éstas contenían en sus dominios castillos (husûn) en torno a los que se estructuraban  medinas o ciudades con importantes núcleos de población. Otros, de menor densidad en la ocupación, conformaban alquerías (al qarya), barrios y cortijadas. Cada taha tenía su capital y tuvieron especial relevancia en la zona del Almanzora y las Alpujarras. La iglesia de Mondújar perteneció a la Taha de Marchena en época nazarí y posiblemente a su alquería de Mondujar. Finalizada la conquista los Reyes Católicos otorgaron este señorío a Gutierre de Cárdenas como recompensa por su participación en la guerra contra los moros granadinos, surgiendo así el Estado de Marchena dependiente de la Diócesis de Almería.

 

Durante la sublevación del caudillo hispano-godo Omar Ibn Hafsún (880- 918) se tienen noticias por primera vez del nombre de  Marchena (Marshana). Pudo cobrar importancia ante la necesidad de proteger la ciudad de Pechina. En tiempos de la ocupación musulmana, el geógrafo y cronista Abú Abd Allah Muhammad al-Idrisi (1100-1165) describe en el siglo XII que en el hisn de Mondujar, en la cima de una colina rojiza próxima al Andarax se erigía una alcazaba. En la actualidad se desconoce su ubicación real, pero algunos investigadores la asocian con las ruinas de Ciscarejo. Lisan al-Din Ibn al-Jatib (1313-1374), poeta, historiador, filósofo y dos veces visir del sultán nazarí Muhammad V, relata que próxima a Mondújar había otra alquería llamada Guechen (Huechar) que junto a a las tahas de Alboloduy y Marchena formaban el iqlim de Urdj Qays (Orx Cais). La Taha de Marchena contenía las poblaciones de Zodun (Alsodux), Alhabiati (Alhabia), Terque, Bentarico (Bentarique) Ylar (Illar), Alhama, Estancihun (Instinción), Rágol, Alicún, Huécija y Guezixa.

 

A finales del siglo XVI, apenas fue designado como arzobispo de la diócesis granadina Pedro de Castro, éste realizó una visita pastoral por las comarcas bajo su mandato (1591-92). Ordenó la elaboración de una memoria del estado de la cuestión en la que reflejaba la desolación en el que se veía inmerso el proyecto de cristianización que se disponía acometer. Los párrocos eran analfabetos e ignorantes, tanto en cultura como en asuntos de teología. Los que llevaban tiempo se comportaban como auténticos caciques en sus parroquias protagonizando escandalosos abusos de poder, negándose a aceptar la autoridad que les venía dictada desde Granada. Otros pedían que les eximieran de su misión sacerdotal, ya que el riesgo que corrían sus vidas, la pobreza y el sufrimiento con el que vivían les resultaba absolutamente insoportable.

 

 

Vías naturales hacia el norte desde Almería. Santa Fe de Mondújar está en una encrucijada de caminos.

 

 

La Taha de Marchena, en la que se integra la ermita, constituyó una comarca de trascendental importancia estratégica en el control del rió Andarax en su curso medio-bajo, así como de las riquezas agrícolas y ganaderas que en ella se producían. Los árabes siguieron las mismas pautas defensivas que habían heredado de la tradición romano-bizantina manteniendo los antiguos puestos militares o edificando otros nuevos, en función a las necesidades surgidas en su tiempo. Estos asentamientos, además de sus tareas propiamente castrenses, asumían el papel fundamental de facilitar la transmisión de noticias a través de pequeñas torres o atalayas a cargo de un número reducido de soldados. En el caso de la Taha de Marchena y en el de la alquería de Mondújar pudo reproducirse el mismo esquema estructural que en lugares como Velefique o Tablate. Es decir, que una antigua mezquita pudo ubicarse en uno de los barrios periféricos del hins de Ciscarejo o incluso que ésta fuera el centro de culto de un poblado principal. En ese aspecto, la iglesia de acometería las mismas funciones religiosas de época nazarí, pero esta vez acogiendo a los nuevos cristianos conversos.

 

Enclave fundamental el la línea que protegía la vega almeriense y la ruta entre Almería y Granada, la taha de Marchena debió de formar parte de un complejo militar mucho más amplio. Prueba de ello, y también localizada en la antigua alquería de Mondújar encontramos la restaurada torre nazarí de Santa Fe de Mondújar. Este pueblo surge siguiendo la tradición fundacional de Isabel la Católica, que organiza nuevos asentamientos con fundamentos cristianos para alojar a los antiguos habitantes de las villas destruidas o despobladas terminada la guerra de conquista. Objetivo fundamental será la cristianización de los moros sometidos, por lo que en el nuevo asentamiento se erige la iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Posiblemente de ese momento o de algunos años antes date la iglesia de Mondújar, levantada tal vez sobre los restos de estructuras árabes que pudieron pertenecer a una mezquita de dicha alquería. Reconstruida en distintas ocasiones, volvió a ser arrasada durante la guerra civil española (1936).

 

 

Torre nazarí restaurada junto al río Andarax en Santa Fe de Mondujar.

 

Frente al pueblo de Santa Fe, próximas al yacimiento de Los Millares, se encuentran las Cuevas de La Calderona.

Conocidas también como Cuevas de los Moros, fueron ocupadas hasta un periodo muy tardío.

 

 

  

Iglesia mudéjar de Nuestra Señora del Rosario en Santa Fe de Mondújar.

 

Interior y artesonado de la iglesia mudéjar de Nuestra Señora del Rosario en Santa Fe de Mondújar.

 

 

ORÍGENES, RECURSOS Y  PRECEDENTES.

 

La actual provincia de Almería formó parte del reino nazarí de Granada. Durante los primeros años de paz no se producirían importantes modificaciones en la organización  de las prácticas religiosas, ya que en las capitulaciones firmadas por Boabdil con los Reyes Católicos se prometía y garantizaba la libertad de culto, por lo que los vencidos siguieron usando sus antiguas sinagogas y mezquitas. En la Taha de Marchena se mantuvo la misma estructura jerárquica que en época musulmana, dependiendo las ordenanzas de la autoridad eclesiástica residente en la capital. Consolidada la victoria, estos acuerdos serán pronto olvidados iniciándose una represión sin tregua, sobre todo tras la rebelión de los moriscos. Por su parte, la Diócesis de Granada, encargada de proyectar los nuevos edificios religiosos, escasa de recursos económicos como consecuencia de los gastos generados por las distintas campañas militares, se valdrá y aprovechará  de las mezquitas existentes bendiciéndolas y consagrándolas a los cultos que resultaban más didácticos para la asimilación de los nuevos cristianos.

 

Esta fórmula de reutilización, forzada por las circunstancias, producirá un efecto psicológico en la comunidad morisca de difícil interpretación, ya que para los menos fundamentalistas, el tránsito apenas era perceptible pues entendían que solamente el  imán había sido sustituido por el sacerdote. En otros casos, por el contrario, sirvió para retrasar la aculturación, ya que ese mimetismo impedía tomar conciencia de la verdadera realidad de cambio que se estaba produciendo. A todo esto habría que añadir que en la mayoría de los casos las predicaciones se hacían en lengua árabe para hacerla inteligible a los neófitos. Talavera propició desde el seminario de San Cecilio estrategias didácticas de evangelización con lecturas y traducciones de la Biblia en el idioma islámico.  Se permitió las zambras y otros bailes moriscos en la celebración del Corpus Christi.

 

 

 

En las zonas periféricas a las grandes ciudades las formas de vida apenas sufrieron modificaciones. De hecho, la economía de posguerra se mantuvo gracias a campesinos y artesanos moriscos. La situación en su cotidianidad apenas parecía haber cambiado, excepto en la progresiva y descarnada explotación a la que fueron sometidos por los conquistadores. Con la llegada del cardenal Cisneros y el Tribunal de la Inquisición se produce un cambio drástico en la política de captación hasta el punto que hizo necesaria la intervención de los Reyes Católicos para apaciguar los ánimos de unos y de otros. Estos enfrentamientos con la corona por parte de la nobleza local ya se venían produciendo desde el año 1494 como consecuencia de la bula del Papa Alejandro VI en la que otorgaba a Gutierre de Cárdenas, representante de los intereses de Castilla en el Tratado de Tordesillas, la potestad de nombrar al personal religioso y cobrar los diezmos eclesiásticos  en la Taha de Marchena en detrimento de las tercias reales.

 

Este señorío había sido otorgado a Gutierre de Cárdenas y su esposa Teresa Enríquez por designio de los Reyes Católicos en agosto de 1494. Dado que era punto estratégico fundamental para el control de la Alpujarra y una región densamente poblada por mudéjares con una renta aproximada de 33.620 maravedíes, su gobierno fue concedido a personas que gozaban de la confianza de los soberanos. No obstante, en 1507 la organización de pueblos y villas seguía siendo ejercida por concejos moriscos presididos por antiguos moros principales, ahora conversos. Una de las primeras iglesias en fundarse durante este periodo fue la de Alhama en el edificio de una antigua mezquita purificada según consta en documentos fechados en el año 1507. Las dimensiones de su planta eran de veintiún metro de largo por ocho de ancho que en el siglo XVIII fue ampliada restaurando su artesonado mudéjar.

 

 

Iglesia de San Nicolás de Bari en Alhama de Almería.

Fuente: elecodealhama.es Emilio García Campra

 

 

Seguramente por estas razones progresivamente se irán abandonando las formas de interpretar el espacio y el gusto estético del legado nazarí. La liturgia cristiana se sentía incomoda en naves concebidas bajo otros conceptos simbólicos. A mediados del siglo XVI podríamos decir en los núcleos importantes de población las viejas mezquitas son sustituidas por iglesias totalmente remodeladas. Sin embargo, en los primeros tiempos apenas se producirán modificaciones estructurales en los edificios. Se cambian minaretes por campanarios y se sustituyen los principales  elementos decorativos y simbólicos, facilitando la proliferación de nuevos lugares de culto por todo el territorio. Unos serán de nueva planta y otros se llevarán a cabo en antiguas mezquitas readaptadas. Las que se construyeron en Almería siguieron los patrones típicos granadinos, estableciendo sus propios cánones que terminará conformando uno de los estilos diferenciadores del mudéjar que viene siendo definido como núcleo andaluz.

 

Esta pervivencia de las formas y el  pensamiento nazarí se mantendrán el lugares como la Alpujarra almeriense. A pesar de la destrucción  inclemente de las fortalezas árabes y de cualquier foco de resistencia de sus habitantes, en el mundo rural se mantendrá durante mucho tiempo lo que habían sido hasta entonces sus patrones tradicionales. La ermita de Mondújar se presenta como un claro ejemplo de esta conservación de la estética islámica al mantener su aspecto exterior como pudiera haberlo sido el de la mezquita que, según algunas hipótesis, probablemente le precedió. Aunque las mezquitas serán sistemáticamente destruidas o sustituidas por iglesias,  muchas de ellas llegarán casi en el mismo estado hasta mediados del siglo XVI. Juan de Maeda en su viaje a la Alpujarra hacia el año 1565 cuenta como en la vicaría de Órgiva se continuaban utilizando, uso que perdurará en bastantes casos hasta finales de la centuria. Algunos edificios surgidos bajo otra funcionalidad fueron igualmente recuperados para el culto, ya que en un primer momento habían servido para baños, cuadras o almacenes.

 

 

A las afuera de Granada, cerca de la actual ermita de San Sebastián y que fuera en época nazarí una mezquita, se produjo la rendición de la ciudad, según el relato de algunos autores. Mantuvo la misma estructura arquitectónica que  en tiempos nazaríes.

Dibujo de Gómez Moreno

 

 

La dramática falta de recursos económicos en el reino de Granada y sobre todo en el ámbito rural, hará que se adopten y consoliden las técnicas constructivas propias del mundo islámico, dejando de lado las utilizadas en el norte de la península que empleaban la cantería siguiendo la tradición del estilo gótico. El bajo coste de los materiales (piedras, argamasa, tapial y ladrillo), así como el hecho de poder contar con los recursos locales para su elaboración fueron factores decisivos a la hora de aplicar soluciones arquitectónicas. Además, se daba el factor añadido de que la mano de obra era asumida por los moriscos lugareños. Carpinteros, albañiles, yeseros, etc. transmitían a su obra aquellos conocimientos en los que se habían formado bajo la férrea supervisión de los señores que ahora les gobernaban.

 

Era frecuente que las iglesias de una comarca se encargaran al mismo maestro de obras. El veedor de iglesias Rodrigo Hernández determinará hasta 1537 los modelos que se edificaran a lo largo del siglo XVI, imponiéndose tres tipos de planta. La más sencilla consistía en una sola nave con el coro frente al altar (Ejemplos: Aulago, Guarros...). En otros casos se diferenciaba la capilla mayor (Anunciación de Abla). La más compleja contenía tres naves y adoptaba un tamaño capaz de alojar a un mayor número de fieles. Procuraban hacer los edificios con espacios diferentes, pero que resultaran familiares a la población morisca, de ahí que en muchas ocasiones se reutilizaran las mezquitas asumiendo pocos cambios, excepto en la simbología. Coincidimos con P. Cressier en el hecho de que se asocia a la comunidad musulmana con ciudades densamente pobladas, habiendo descuidado los investigadores y responsables políticos de la cultura lo que sucedía en el mundo rural con este tipo de edificio religioso.

 

 

 

 

Será durante los años 1520 a 1530, transcurridos más de treinta años de finalizada la guerra, cuando se inicia una intensa actividad constructiva en Granada capital, su Vega y la costa. En la Alpujarra el fenómeno se producirá algo más tarde. Nos informa José Manuel Gómez-Moreno Calera en su artículo Arte y marginación. Las iglesias de Granada a finales del siglo XVI  que hasta 1530 sólo se habían construido en la Alpujarra siete iglesias de nueva planta: la de Ohanes, Laujar, Dalías, Adra, Tímar, Pitres y Torvizcon. Se estaban edificando las de Ugíjar, Berja, Canjáyar, Almócita, Almegíjar, Inqueira (Enqueira) de Úgíjar y Murtas. Estaban en proyecto las de Alcaudique de Berja, Picena, Rágol, Instinción, Íllar, Bentarique, Terque, Alhabia y Alsodux. Sus dimensiones eran de 21 x 7 m. aproximadamente, cubiertas por una armadura y una sola nave que alojaba la capilla mayor. También señala este autor los escasos recursos que tenían para la ejecución de las obras.

 

Parte de los fondos lo aportaban, en muchos casos forzados por las ordenanzas reales, los nobles a los que se les había asignado el señorío de esas tierras. El resto lo ponían los feligreses, tampoco de muy buen grado, sobre todo por parte de los moriscos que se veían contribuyendo a la creación del máximo exponente de no muy bien aceptada derrota y posterior represión. La paradoja llegaría a su extremo cuando, durante la sublevación, tuvieron que destruir lo que con tanto esfuerzo habían levantado. El afán recaudatorio por parte de curas y frailes les llevó incluso a cobrar por oficios religiosos que deberían haberse hecho de forma gratuita. Se tienen noticias de que las honras fúnebres llegaron a retrasarse durante varios días,  no dando tierra al difunto hasta que se hubieran hecho efectivos los pagos correspondientes. Eso, a pesar de que la edificación de los templos era resultado de un esfuerzo colectivo, tanto por parte de los señores como de los miembros más humildes de la comunidad en la que se erigían.

 

 

 

IGLESIAS MUDÉJARES EN LA VERTIENTE DEL ANDARAX. LA ERMITA DE MONDÚJAR.

 

Son muchos los investigadores que se han ocupado del estudio del territorio y la arquitectura mudéjar de la antigua al-Andalus. Sin embargo, a pesar de la importante documentación que éstos han aportado y que deja de manifiesto la relevancia de los sitios que han estudiado, se continúa ignorando o minusvalorando sitios arqueológicos que hubiera resultado sumamente fácil conservar para la posteridad. Tal es el caso de la iglesia mudéjar de Nuestra Señora del Rosario en la pedanía de Guarros, antigua alquería de Paterna del Río, cuya ruina y destrucción fue denunciada desde esta Web.Si bien es cierto que los centros de culto en aldeas y barriadas la arquitectura era mucho más modesta en sus pretensiones, no por ello deja de ser de gran importancia su  mantenimiento para dar respuestas cuestiones como la incidencia socio-cultural y económica que tuvieron en la comarca.

 

 

 

 

ERMITA MUDÉJAR DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

Pedanía de Guarros  (Paterna del Río, Almería)

 

 

 

Nave rectangular con altar sobre escalón presidido por hornacina trilobulada. Artesonado mudéjar.

Construida por artesanos locales, era el lugar de culto para los habitantes del antiguo barrio árabe.

Fotos realizadas en el año 2009. El artesonado fue destruido por un derrumbe en el año 2010.

 

 

Fachada principal de la Iglesia. Apoyado en la puerta, bloque  de artesonado desprendido del techo.

Fachada de la ermita en el año 2009, ya desaparecida.

Apoyado en la puerta, parte del artesonado. Era utilizada para encerrar animales y como almacén.

A pesar de haber sido denunciado su estado de deterioro, no se hizo nada por su conservación.

 

EVOLUCIÓN DE LOS DAÑOS

(DESDE JUNIO DE 2009 HASTA AGOSTO DE 2010) 

 

El conjunto arquelógico de Guarros: Iglesia en primer plano y al fondo la casa de recreo

 

 

 

FACHADA DEL MURO DERRUMBADO DURANTE EL AÑO 2010

 

ZONAS DE MURO Y ARTESONADO DESAPARECIDAS EN 2010

 

 

 

 

 

Considerando que en muchos casos, las mezquitas fueron reutilizadas como iglesias o se tomaron como modelo de referencia para otras de obra nueva, es importante conocer como se edificaron y construyeron para comprender lo que sucederá en el mundo rural cristiano durante el mudéjar. La tipificación de las iglesias mudéjares ha sido ampliamente tratada en distintos artículos y diversos autores. En el caso del antiguo Reino de Granada la tarea se hace mucho más compleja, sobre todo en lo que se refiere a los años que siguieron a la conquista en la región de la Alpujarra y la comarca del río Andarax. En el caso de la iglesia de Mondújar vemos que su planta adopta las dimensiones de las que se construyeron en el primer tercio del siglo XVI como las de Terque, Alhabia, Illar, Rágol, Instinción o Alsodux entre otras. En el momento de editar este artículo su estado de deterioro es tal, que de no realizar actuaciones de restauración y rehabilitación con carácter urgente su ruina es inminente.

 

El reportaje fotográfico de la iglesia de Mondújar que incluimos aquí fue realizado en el año 2009 y evidencia  que es cuestión de meses que vuelva a reproducirse lo que ya sucedió en el año 2010 en la ermita de Nuestra Señora del Rosario en la pedanía de Guarros si no se hace nada por evitarlo. Ubicado en una región de incuestionable valor arqueológico, la ermita se erigió sobre planta rectangular siendo sus dimensiones aproximadas de veinte metros en sus lados mayores y diez en sus lados menores. Cuenta con un pequeño módulo adosado de base cuadrangular de cinco por seis metros de lado. Pudo alojar una estancia para guardar los objetos religiosos a modo de sacristía.

 

La fachada principal se proyecta en uno de sus lados mayores orientada hacia el sur y al río Andarax.

 

 

 

 

 

DIMENSIONES APROXIMADAS DE LA IGLESIA DE MONDÚJAR

Santa Fe de Mondújar (Almería)

 

 

 

 

 

 

  

Superficie de la nave: 175 m².    Superficie del anexo: 20 m²

 

 

  

Longitud de la nave: 9/10 m x 20 m. aproximadamente  Perímetro total: 58/60 m.

Longitud del anexo:  5 x 4 m.  Perímetro total: 18 m.

 

 

 

 

 

Fachada sur de la iglesia orientada al río Andarax y al castillo de Ciscarejo.

 

Fachada de la iglesia desde el lado sur orientada al río Andarax y al castillo de Ciscarejo.

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 

            

 

 

 

 

 

 

     

 

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La mezquita mayor de Almería (actual iglesia de San Juan) de la que sólo se conservan la qibla y el mihrab parece que contaba con siete naves perpendiculares a la qibla con minarete. En Fiñana, según describe Cressier, la ermita de Jesús Nazareno tenía una planta casi cuadrada con tres naves perpendiculares a la qibla formadas por dos hieras de tres arcos. La decoración del mihrab era de estilo nazarí y afirma este investigador que seguramente nunca tuvo minarete. En su artículo "-----" cita como ejemplo de templos cristianos  que tuvieron como precedente mezquitas la ermita de las Ánimas de Ohanes, las iglesias de Benecid, Benitagla, Bentarique, Teresa (Turre) y Vélez Blanco. Casi todas ellas son posteriores a la rebelión morisca, señalando que las de Benecid y Bentarique decora sus fachadas con esgrafiados de inspiración castellana, que compara con los de Segovia. La de Teresa respondería al prototipo de iglesia semi-fortificada que proliferaron por toda la Alpujarra entre 1500 y 1567.

 

 

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APROXIMACIÓN A LAS VICISITUDES DEL PROCESO DE CRISTIANIZACIÓN

DE LA TAHA DE MARCHENA

Emilio García Campra

 

 

 

 

 

http://www.lluisvives.com/servlet/SirveObras/bc/80216107323798507754491/index.htm

http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/80216107323798507754491/ima0117.htm

 

 

OTRAS RECOMENDACIONES

 

GÓMEZ-MORENO CALERA, J.M.: “Las iglesias del Valle de Lecrín (Granada). Estudio arquitectónico”,
Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, nº 27, (1996), pp. 23-37 y nº 28 (1997), pp. 49-64.

 

GÓMEZ-MORENO CALERA, J.M.: “Las primeras iglesias construidas en las Alpujarras. Aportación
documental”, Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, nº XX, (1989), pp. 189-192.

 

SÁNCHEZ REAL, J.: “La arquitectura religiosa de Las
Alpujarras: un patrimonio poco conocido”, en Actas de las 1as Jornadas de Patrimonio de la Alpujarra. Legado
arquitectónico y turismo rural, Almería, Centro Virgitano de Estudios Históricos de Berja y otros, 2000, pp.61-
98,

 

CRESSIER, P.: “Eglises et
châteaux dans l’Alpujarra a la fin du moyen âge: l’implantation d’un pouvoir”, en AA.VV. Sierra Nevada y su
entorno. Granada, Universidad, 1988, pp. 95-112,

 

MARÍN LOPEZ, R.: “Un memorial de 1594 del arzobispo de Granada D. Pedro de Castro sobre su

iglesia con motivo de la visita ‘ad limina’”. Cuadernos del Centro de Estudios Históricos de Granada y su

Reino, nº 7, (1993), pp. 277-306.

E. Lévi Provençal

 

 

 

 


 

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