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LA TORRE DE ROMILLA EN EL SOTO DE ROMA

 (CHAUCHINA-GRANADA)

 

Artículo y fotografías:  Milagros Soler Cervantes

 

 

 

 

MARCO HISTÓRICO Y GEOGRÁFICO: EL SOTO DE ROMA

 

La Torre de Romilla, también conocida como Torre de Roma se localiza en la pedanía de Romilla la Vieja situada en el término municipal de Chauchina (Granada) y en el pago conocido como Soto de Roma. Los primeros asentamientos humanos datan de época prehistórica.  Algunos investigadores hacen derivar el topónimo de este pueblo  del vocablo latino sancius, que a su vez tendría el origen en la palabra salix (sauce), árbol abundante en la rivera del río Genil en esa zona de la comarca.

 

 

Localización de la Torre Romilla en el Soto de Roma de Chauchina en la Vega de Granada.

 

 

Los primeros restos arqueológicos datan del Neolítico y se hallaron en el yacimiento al aire libre denominado Las catorce fanegas. El descubrimiento se produjo al rebajar unos terrenos para acondicionarlos a tareas agrícolas. Se encontraron estructuras de viviendas realizadas con grandes guijarros procedentes del río. Por sus restos materiales se asocia a la Cultura de las Cuevas, según análisis tipológico de algunos brazaletes y las vasijas cerámicas. Los recipientes eran de gran tamaño y del análisis de los contenidos encontrados en su interior puede deducirse que eran empleados para almacenar productos orgánicos. De ello se deduce la riqueza agrícola y ganadera que ya existía en la zona desde tiempos remotos.

 

 

 

 

 

 

Fuente: Artículo de Francisco Martínez-Sevilla "Necrópolis en cueva y asentamientos neolíticos en torno a la depresión de Granada

http://ddd.uab.cat/pub/estcri/estcri_a2011v5n1/estcri_a2011v5n1p461.pdf

 

 

 

En la Casería de San Francisco (Chauchina) se hallaron monedas ibéricas y será a finales del siglo III a.d.C. cuando aparecen los primeros restos romanos materializados en una villae que explotaría, como en etapas anteriores, las posibilidades agrícolas de la región. Integrada en la demarcación político-económica de Ilíberis, Chauchina formó parte de los puntos estratégicos de la red de abastecimiento agrícola que Roma estableció en la Bética.

 

 

Río Genil en las inmediaciones de Chauchina.

La comarca cuenta con abundantes recursos agrícolas y ganaderos.

 

 

Progresivamente el territorio fue ocupándose por familias de campesinos atraídas por la riqueza de la zona. La abundancia de agua propiciaba el desarrollo de una agricultura de cereales, frutales y hortalizas, así como el desarrollo de distintos tipos de ganadería, sin olvidar las posibilidades que brindaban las actividades cinegéticas y madereras. Ya en el siglo XIV parece que Ibn al-Jatib (1313-1374) relaciona Cahuchina con un hisn y el nombre de Yay´yana, en cuyas proximidades debió existir una torre defensiva romana en la que se refugiaba la población cuando eran atacados por fuerzas enemigas. Es posible que esta estructura militar llegara hasta la Edad Media y que, junto a otras edificaciones de ese momento, terminaran por dar nombre a esa parte de la Vega de Granada, pasando a ser conocida como Soto de Roma.

 

 

 

Mapa del Real Sitio del Soto de Roma (año 1752).

 

 

Campesinos medievales granadinos en las ilustraciones un mapa de Braun Hogenber.

 

 

La población de Cahuchina vendrá a consolidarse en tiempos de la conquista musulmana, pasando a ser una alquería que pudo recoger en torno a los mil habitantes. Es en este momento cuando se reestructuran los campos de cultivo, desecando algunas zonas y creando un entramado de acequias mayores que irrigaran otras menores. Algunas de estas acequias árabes han llegado hasta nuestros días. Hacia el año 1482 esta parte de la Vega sufrirá un considerable retroceso económico debido al abandono de muchas tierras de labranza, ante la presión de las incursiones cristianas en su empeño por conquistar el Reino de Granada. Precisamente por este avance de las tropas castellano-aragonesas hacia el sur, se construyeron una serie de torres y estructuras fortificadas  en todo el territorio. Tenían la doble utilidad de albergar a los vecinos de la zona en momentos de ataque y de servir como puntos de conexión en las comunicaciones entre las poblaciones vecinas.

 

 

 

Romilla la Vieja vista desde la Torre de Roma con la torre de su iglesia.

 

 

Una vez terminada la Reconquista en el año 1492, Chauchina pudo rehacerse de la destrucción a la que fue sometida durante las guerras entre moros y cristianos. Las tierras fueron redistribuidas entre los recién llegados y permitieron a los moriscos conservar sus huertas, pero fueron los nuevos colonos los que se llevaron la mejor parte. Cuando se produjo la dramática expulsión de los moriscos, el llamado Soto de Roma quedó prácticamente deshabitado. Pasó a ser patrimonio de la Corona, siéndole asignado el nombre de Real Sitio. Los topónimos de esta parte de la Vega recuerdan ese momento histórico, como puede reconocerse en caminos (Paseo de la Reina), edificios (Casa de la Reina), pagos y canales (Canal del Rey), cortijadas (Casa Real) etc. A pesar del intento de volver a hacer productiva la agricultura en los campos de Chauchina, la transición de los métodos nazaríes a los castellano-aragoneses introdujo cambios importantes en cultivos, regadíos y otras formas de organización social  no lo hizo posible. 

 

 

 

Cortijada de Casa Real en la calle de Almería de Pinos Puente (Vega de Granada).

 

 

La abundancia de agua y la excelencia de la tierra aglutinó a gentes dedicadas a la agricultura.

 

 

En tiempo de los árabes se cultivaban en el Soto de Roma y sus alrededores árboles frutales, viñedos y trigo. Además de la explotación maderera, las moreras constituían un importante incentivo económico ya que sus hojas eran vendidas como alimento para los gusanos que fabricaban la seda. En el siglo XVIII la plaga de la filoxera terminaría con ellas. Entonces empezó a cultivarse lino y cáñamo, empleados en la cordelería y el velamen de la flotas comerciales y militares. La Corona decretó que la Vega de Granada fuera reconocida como suministradora oficial  de la Marina Real, lo que proporcionó a la comarca una época de florecimiento económico. Cuando en el levante español empezó a producirse un cáñamo de mejor calidad, el privilegio oficial de la Vega pasó a ser ostentado por Valencia. A finales del siglo XIX se iniciará la recuperación económica con la introducción del cultivo de la remolacha azucarera.

 

 

Troncos para ser utilizados como madera en las inmediaciones del río Genil (Vega de Granada)

 

 

Henriquez de Jorquera, en sus relatos escritos en el siglo XVII  describe los cortijos y mayorazgos de algunos lugares de la vega, mencionando los de Chauchina, el Xaos, Lachar y la Torre de Roma, entre otros. En ellos las cosechas eran abundantes, sobre todo las de cereales, señalando la calidad del pan elaborado en la región. A finales del siglo XVIII las tierras de Chauchina y sus inmediaciones eran propiedad real, tituladas por Carlos IV. Siendo Manuel Godoy dueño de haciendas y cuadras para doma de caballos  en Aranjuez (Madrid), aceptó la propuesta del rey para cambiarlas  por las de la Vega de Granada.  El soberano se las cedió de forma perpetua e irrevocable, dejando constancia de ello en la Real Cédula de 27 de septiembre de 1795.

 

A partir de ese momento, el ministro de la corona añadiría a sus títulos el de Señor de la Torre de Roma. Lo mencionará junto a los de Príncipe de la Paz y Duque de Alcudia, antes que otros de mayor relevancia como Caballero del Toisón de oro, Primer Secretario de Estado o Grande de España. Sería posible entender que lo hiciera por las grandes riquezas que este dominio le proporcionaba, a pesar de las frecuentes inundaciones a las que se veía sometido. Durante su gobierno emprenderá obras de ordenación en el cauce del río Genil, encargadas al ingeniero de puentes y caminos Agustín de Batancourt. En el capítulo XLII de sus Memorias, Godoy vuelve a referirse al Soto de Roma para hablar de la importancia del cultivo del cáñamo y las fábricas de lonas. Lo hace en los siguientes términos:

 

En ésta última provincia de Granada, yo dí el primer ejemplo de éste cultivo en grande (refiriéndose al cáñamo), dedicando a él más de seis mil margales (320 Ha).

 

 

Campo de trigo en la Vega de Granada.

Durante el siglo XVII las abundantes cosechas de cereales dieron fama al pan de la comarca.

 

 

Reconocidos estos pagos como Reales Sitios, fueron cedidos y recuperados sucesivamente por voluntad de la corona. Fernando VII los reclamará a Godoy  a instancias de las Cortes de Cádiz, que acusaban al primer ministro de afrancesado y traidor. Finalizada Guerra de la Independencia, en Real Decreto de 22 de julio de 1813, los derechos de propiedad sobre esas tierras pasaron a manos del duque de Wellington, para sí y sus descendientes, por su participación en la contienda franco-española contra de Napoleón y a favor de la restauración de la monárquica borbónica.

 

A lo largo de esta centuria hubo un aumento demográfico debido a que nuevos pobladores acudian atraídos por la posibilidad de cultivar el lino y el cáñamo. Hasta 1753 la población había estado dispersa. En el catastro del Marqués de la Ensenada se dice que la mayor concentración del Soto se daba en el cortijo  del Cerrillo, con una veintena de vecinos. Así se mantuvo durante el siglo XVIII, hasta que en el siglo XIX se fueron formando núcleos más consolidados en Fuente Vaqueros, donde los moradores, la mayoría dedicados a la cría del ganado vacuno y caballar, solicitan poder construir sus viviendas  cerca de una fuente de agua.

 

Por su parte, el político liberal Pascual Madoz, en su obra titulada Diccionario Geográfico-Estadístico- Histórico de España describe el sitio de Chauchina como un poblado con un total de trescientas sesenta casas, la mayoría de labranza, construidas con tierra apisonada. Solamente las más antiguas se hicieron en ladrillo.

 

 

    

Página del Diccionario Geográfico de Madoz.   Retrato del político liberal Pascual Madoz.

 

 

Las calles no estaban empedradas, por lo que se convertían en barrizales difíciles de transitar en tiempos de lluvia. Contaba con una plaza, llamada del mercado ya que en ella se concentraban las actividades comerciales de los alrededores, en días puntuales. Según Madoz, el origen de Chauchina se forjó a raíz de la existencia de dos caserías conocidas como la Chauchina Alta y la Chauchina Baja, que empezarían a cobrar protagonismo poblacional hasta alcanzar la importancia manifiesta a partir de la segunda mitad del siglo XIX, en parte debido al cultivo de la remolacha azucarera. Llegó a tener una casa consistorial, escuela de primera enseñanza y una cárcel. Hasta el siglo XVIII en el Soto apenas había unos veinte o treinta cortijos, algunos de los cuales dieron lugar a núcleos urbanos que luego se consolidarían en pueblos, como los actuales de Láchar, Cijuela o Chauchina.

 

 

 

 

Madoz junto a Mendizabal organizaron a mediados del siglo XIX desamortizaciones de tierras sin explotar, que hasta entonces habían estado en manos de nobles, terratenientes y ordenes religiosas. El cambio de propietarios provocó que muchos campesinos tuvieron que emigrar a la ciudad de Granada. Sin embargo, en Romilla, esta política progresista apenas afectó a sus vecinos, ya que los terrenos se vendieron en grandes lotes. En este caso, sus campos pasaron a manos de los Condes de la Casa de Valencia. En estas condiciones, todavía se mantenían actuaciones medievales. Para la construcción o modificación de viviendas por parte de los jornaleros era necesario el permiso expreso del dueño del Soto, al que tenían que pagar una cantidad de dinero. Sin embargo, eso no los convertía en sus propietarios, sino que solamente les concedía el derecho a vivienda, ya que el amo seguía siendo el dueño de las caserías. Cuando la casa era traspasada a otro vecino, el antiguo arrendatario tenía que pagar al señor la décima, es decir, una décima parte el importe total obtenido por la cesión.

 

Durante el tiempo en que el Duque de Wellington fue propietario se mantuvo el mismo sistema de arrendamiento, de forma que las haciendas eran heredadas de padres a hijos, permitiendo obtener ciertos derechos sobre ellas, si bien muy limitados. Finalmente, y ante los problemas que estos nuevos modos causaban, ya en el siglo XX, los descendientes de Wellington fueron vendiendo las parcelas de forma progresiva, conservando la finca llamada Dehesa Baja en Illora, obtenida en la misma época que la del Soto de Roma. La forma de explotación de las tierras se mantuvo durante muchos siglos, conservando sus formas tradicionales de cultivo, es decir, a través de pagos periódicos de arrendamiento a los terratenientes que las poseían. Era frecuente que los agricultores, en tiempos de malas cosechas, acumularan deudas que podían llegar a eternizarse, llegando incluso a tener que ser asumidas por sus descendientes.

 

 

 

 

 

Plagas e inundaciones, debidas a las crecidas de los ríos arruinaban los sembrados, destruyendo el entramado de acequias, que tenían que volver a ser reconstruidas. El efecto de esta falta de control sobre las abundantes aguas de la comarca llegó a provocar la desaparición de caminos, puentes y, como consecuencia, de algunas poblaciones que habían iniciado su proceso de consolidación. No solamente estas circunstancias geográficas y climáticas han modificado el paisaje del Soto de Roma. También la explotación de la madera ha terminado con bosques, al igual que la especialización en monocultivos.

 

En el siglo XIX se potenció el cultivo de la remolacha azucarera dando lugar a la proliferación de fábricas por toda la Vega. La nueva industria generó otra serie de factorías de abastecimiento, así como una red de ferrocarriles que servían tanto para el transporte de personas como de mercancías. Cuando empezó a decaer, en la primera mitad del siglo XX, vino a ser sustituida por los cultivos de tabaco, bajo la dictadura del mercado que ejercía Tabacalera Española.

 

 

Vías del ferrocarril junto a la fábrica azucarera de San Isidro (La Chana-Granada)

 

 

Durante todo este recorrido histórico por la comarca observamos como esas tierras, ricas para el cultivo y la ganadería han estado siempre en poder de grandes señores desde el tiempo de los romanos. Patrimonio de reyes y nobles, la visión tradicionalista de plantear la forma de trabajar los campos y el mercantilismo incontrolado que en los últimos siglos ha forzado monocultivos, ha tenido como resultado el final de los cultivos tradicionales y el estancamiento económico de la zona. El caciquismo no ha sido desterrado todavía del Soto de Roma ni de la vega granadina. La burguesía del siglo XIX y XX, aspirante en muchos casos a obtener títulos nobiliarios, siguió empleando métodos casi medievales de arrendamiento que condenaban a la pobreza y el analfabetismo a los habitantes que trabajaban esas tierras.

 

 

 

Familia Federico García Lorca, terratenientes de Fuente Vaqueros.

 

Pepe el Romano (protagonista de La Casa de Bernarda Alba de Federico Gª. Lorca) recibe este nombre por ser oriundo de Romilla.

 

 

 

 

LA TORRE DE ROMA O TORRE DE ROMILLA

 

DECLARADO BIEN DE INTERÉS CULTURAL POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DEL INSTITUTO ANDALUZ DEL PATRIMONIO DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA

B.O.E. 26 de junio de 1985, pág.155

 

 

Según la tradición popular recogida en el libros como los de Miguel Así Palacios (Contribución a la toponimia árabe de España) y Washigton Irvin (Cuentos de la Alhambra. Una serie de leyendas y apuntes sobre moros y españoles - El viaje), el nombre de Romilla deriva de una leyenda de origen visigodo. Miguel Así nos dice que Romilla tiene su origen en la palabra árabe rumía (cristiana) refiriéndose a Florinda la Cava, hija del conde Don Julián. Violada por el rey Don Rodrigo, su padre fraguó la venganza aliándose con los pueblos musulmanes norteafricanos, facilitándoles la entrada en la península. Nos dice Washington Irvin en sus Cuentos de la Alhambra:

 

Hicimos nuestra última comida a medio día bajo unos olivos que había a orillas de un riachuelo. Nos encontrábamos en un paraje clásico, ya que no lejos de nosotros se alzaban alamedas y huertos del Soto de Roma. Era, según nos dice una fabulosa tradición, un lugar de retiro creado por el conde Don Julián para que sirviese de consuelo a su hija, Fue aquel una finca campestre de los reyes moros de Granada y en la actualidad pertenece al duque de Wellington.

 

 

FACHADA OESTE

A quinientos metros del Genil y junto a la Acequia del Sauce se sitúa la Torre de Romilla.

 

Más allá de la leyenda, es posible que el origen del asentamiento, y en base a la tradición de su toponimia, podamos remontarlo a época romana. La Torre de Roma o Torre de Romilla está situada a unos quinientos metros del río Genil, junto a la actual Acequia del Sauce y a unos veinte kilómetros de la ciudad de Granada. A pesar de las frecuentes inundaciones que sufría la Vega de Granada provocadas por las aguas de los ríos Cubillas, Monachil, Darro, Dilar y Genil y de las que el Soto de Roma no quedaba exento, eran los suyos territorios muy ambicionados por grandes señores y latifundistas de todos los tiempos.

 

 

 

 

 

 

Fuente: Julio Muñoz Bravo. Revista de Obras públicas, septiembre 1987. Págs. 555 a 574

 

 

Nos informa Antonio Almagro Gorbea en su artículo La Torre de Romilla. Una torre nazarí en la Vega de Granada en la revista de estudios árabes  Al-Quantara, el monumento aparece citado por Álvaro de Luna en el año 1431, explicando como ésta fue incendiada. En 1462 encontramos una torre de similares características en la narración de Miguel Lucas de Iranzo. En 1492 se dice que Fernando el Católico mandó destruir otro baluarte de este tipo en sus incursiones en la Vega durante la guerra de la conquista de Granada. Seguramente por estas circunstancias, Almagro Gorbea pone en duda que el monumento que nos ocupa  se trate de las torres mencionadas en las fuentes, asociándola con mayores márgenes de credibilidad a la representada por el Marqués de la Ensenada en su famoso catastro (1750).

 

Según mediciones llevadas a cabo por este investigador, el edificio tiene actualmente una altura de 14 m. y pudo alcanzar los 16 m. con las almenas o merlones. Se distribuyen en cinco niveles de ocupación: aljibe, planta baja, primera planta, segunda planta y terraza. Bajo el nivel del suelo se excavó un aljibe. De planta cuadrangular, tiene la puerta de acceso en su lado este. Mide en su base 9.47 m. de largo y 7.10 m. de ancho, disminuyendo en progreso lento hacia la terraza que da unas dimensiones de 9.10 m. de largo y 6.85 m. de ancho. Las paredes interiores no presentan el aspecto tronco-piramidal del exterior, sino haciendo ángulo recto con el suelo, siendo el grosor en la base del muro de 1.50 m. y de 1.35 m. en el nivel de la terraza.

 

Dice Almagro que Los lados mayores de la planta están orientados siguiendo el eje norte-sur. Sin embargo, en su planta la puerta la sitúa en el lado Este. (¿¿¿???) que es uno de sus lados mayores

 

   

 

 

 

PLANTAS DE LA TORRE DE ROMILLA.

Fuente: Antonio Almagro Gorbea.

 

 

 

LAS FACHADAS EXTERIORES.

 

La fuerza volumétrica del edificio manifiesta abiertamente su función militar y de control defensivo del territorio. Una sola puerta orientada al este permitía el acceso al interior. Apenas tiene huecos de luz ni en la planta baja ni el primer piso para dificultar su conquista en momentos de posibles ataques enemigos. Solamente en el segundo piso se abren cuatro ventanas grandes, una en cada lado de la torre, pudiendo darse la circunstancia de que sirviera de alojamiento a los señores del sitio. La terraza pudo estar almenada con morlones piramidales concebida para ubicar en situaciones de peligro a oteadores y encargados de su defensa. Desde el piso superior y la terraza se ejerce un control visual amplio sobre el territorio, llegando a verse la colina de la Alhambra, lo que hacía posible la comunicación visual entre ambas fortalezas.

 

 

FACHADA ESTE (PRINCIPAL)

El perfil volumétrico de la torre corresponde al tipo de arquitectura militar nazarí.

 

 

 

Los muros están realizados con tapial, técnica de construcción utilizada desde el Neolítico y desarrollada en la Península por romanos y árabes. Consiste en rellenar con tierra arcillosa encofrados de madera que se van superponiendo verticalmente para conformar el muro. La tierra, a veces con paja o chinorros,  es prensada o apisonada en su interior. Una vez compactada, se retira el molde. En el caso de la Torre de Romilla, los cajones tenían unos 82 cm. de largo. Estos moldes de tierra eran sujetados por vigas transversales de madera que al desaparecer, dejaban huecos llamados mechinales. Se ocultaban tras el posterior enlucido de las fachadas. Los ladrillos utilizados en puertas y ventanas medían 29 x 14.5 x 4 cm. típicos de arquitectura nazarí. Los revestimientos sobre el tapial, además del mejoramiento estético, impermeabilizaba los muros y fijaba el material de las paredes.

 

 

   

FACHADA ESTE (PRINCIPAL)

Distintos niveles y otros detalles de la Torre de Romilla. A la derecha, estado de la torre a principios de siglo XX.

Fuente: (fotografía de la derecha): Antonio Almagro Gorbea.

 

 

Este tipo de fábrica fue profusamente utilizada en época nazarí, por su gran consistencia, rápida elaboración y el bajo coste de los materiales. Encontramos ejemplos de edificios similares en la fortaleza de la Alhambra. La ausencia de documentos escritos que la mencionen y la carencia de restos materiales significativos hacen difícil  precisar su datación. Antonio Almagro Gorbea la fija en el siglo XIV, aclarando que lo hace solamente por la buena elaboración del edificio. Sin ningún tipo de decoración exterior, la elegancia del conjunto hay que buscarla en la sencillez y armonía de sus líneas. Sin embargo se tiene constancia de la existencia de baluartes semejantes desde el siglo X.

 

 

 

      

Dibujo árabe representando la elaboración de muros con tapial.

Alzado de la Torre de Roma en su lado este realizado por Almagro Gorbea.

 

 

 

          

FACHADA ESTE (PRINCIPAL)

Única puerta de acceso en el lado Este, elevada 2 m. aproximadamente sobre el nivel del suelo.

Reconstrucción de la torre, según Antonio Almagro.

 

 

         

FACHADA ESTE (PRINCIPAL)

Detalle de la puerta de acceso, dintelada con restos de los ladrillos en las jambas.

Ventana con arco de medio punto en ladrillo  y aspillera. Sobre ella, huecos de los mechinales.

 

 

La fachada este es la principal. Contiene la puerta de entrada en la planta baja, dos aspilleras en la primera y una ventana central en la segunda ordenadas en un eje central de forma simétrica. Ventanas y puerta estaban delimitadas por ladrillos.  Según los trazos localizados por Antonio Almagro en una viga que serviría para el anclaje, la puerta sería dintelada. Se elevaba dos metros aproximadamente sobre el nivel del suelo, siendo necesario para el acceso algún tipo a estructura, ya fuera fija o móvil, con forma de rampa o escalera. Protegía de las inundaciones y dificultaba la entrada a los enemigos, sobre todo si podía ser retirada. Las ventanas estaban rematadas con arcos de medio punto, también enmarcadas en ladrillo. Es la que posee mayor entrada de luz.

 

La fachada oeste que se le opone no tiene vanos en la planta baja; los dos que se localizan en la primera planta son aspilleras simétricas al eje central y sobre ellas, en la tercera planta, una ventana igual que las otras tres de las restantes fachadas. La fachada sur cuenta con una aspillera en el primer piso y ventana en el segundo. La del norte solamente tiene una ventana en el tercer piso. Desde las ventanas de las fachadas oeste y norte se podía ver la ciudad de Granada y la Torre de la Vela de la Alhambra.

 

 

       

A la izquierda, fachada norte con ventana en el segundo piso y fachada oeste con dos aspilleras y ventana.

A la derecha, fachada este (principal) y fachada norte. Desde sus ventanas se veía Granada y la Alhambra.

Foto en blanco y negro: A. Almagro Gorbea

 

 

     

Fachada sur y este. A la derecha, dibujo del alzado de la fachada sur, según Almagro Gorbea.

 

 

 

LA PLANTA BAJA no tiene más entrada de luz y ventilación que la puerta de acceso, buscando con ello la inaccesibilidad en casos de ataque. Ésta se elevaba sobre el nivel del suelo, siguiendo modelos típicos de este tipo de arquitectura militar. Tenemos paralelismos en otras torres del reino nazarí de Granada como las de Santa Fé de Mondújar y Huércal Overa, ambas en la provincia de Almería. En el caso de la torre de Huércal Overa, antes de su nefasta restauración todavía podían observarse los restos de una escalera lateral de acceso adosada a la fachada.

 

La puerta pudo ser dintelada, como conjetura Antonio Almagro. Sin embargo no se puede descartar que estuviera rematada con arco rebajado como la de Huércal Overa, lo que no entraría en contradicción con las observaciones hechas en las jambas por éste arqueólogo. En el interior, junto a la puerta de entrada se inicia la escalera de acceso a los pisos superiores que abre un descansillo al llegar al primer piso. En el suelo un hueco en forma de pozo descendía al aljibe. La estancia estaba abovedada con ladrillo y seguramente era el espacio destinado a realizar el mayor número de actividades cotidianas. 

 

 

FACHADA ESTE (PRINCIPAL)

Posible ubicación de las escaleras de acceso, que pudieron ser de ladrillos o madera.

 

        

 

PARALELISMOS CON OTRAS TORRES NAZARÍS EN EL REINO DE GRANADA

 

   

 

Torre de Santa Fe de Mondújar (izquierda) y  Torre de Huércal Overa (derecha) antes de su restauración.

 

Ambos baluartes se localizan en la provincia de Almería y formaban parte del sultanato nazarí de Granada. Las puertas de entrada se abrieron varios metros sobre el nivel del suelo para dificultad el acceso en caso de ataque. En la de Huércal Overa, antes de su polémica restauración, quedaban huellas de una escalera lateral adosada a la fachada.

 

 

 

 

LA PRIMERA PLANTA o planta intermedia liberaba un espacio casi cuadrado (4.25 m. x 4.05 m.) al restarle al total de su planta el espacio ocupado por la escalera adosada al muro. Como en la planta baja, su techo estaba abovedado en ladrillo enlucido. La iluminación y ventilación quedaban resueltas con tres aspilleras, situándose una en cada lado (sur, este y oeste). La escalera estaba cubierta con una bovedilla de cañón y recibía la luz a través de una de las aspilleras. Seguramente las distintas plantas quedaban aisladas entre sí por puertas instaladas en las entradas de los descansillos. Se ignora la utilización que pudo hacerse de esta sala, si bien es posible que estuviera dedicada a zona de dormitorios y almacenaje.

 

LA SEGUNDA PLANTA.

 

 

Fotografía del interior de la torre, tal y como la vio A. Almagro Gorbea.

 

          

Secciones transversales del interior de la torre realizado por el mismo autor.

 

 

 

Sobre los posibles usos que se le diera a la torre, tanto por su arquitectura como por su ubicación podemos establecer algunas conclusiones. Estudios realizados en el territorio permiten afirmar la existencia de puestos de control militar y comercial de antiguas rutas romanas, algunas de las cuales fueron conservadas por visigodos y árabes. En las inmediaciones de ese mismo enclave se tienen noticias de otra similar que aparece constatada hasta el siglo XVIII.

 

 

 

            

 

       

   

          

 

 

 

http://www.youtube.com/watch?v=qf0B4jp2Nbc

 

 

 

 

 

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