LOS  JARRONES DE LA ALHAMBRA

E.F.E. 20 de  Octubre de 2006

  

Granada, 20 oct (EFE).- La colección de cerámica nazarí de la Alhambra, entre la que destacan sus irrepetibles jarrones, desperdigados por lugares del mundo tan dispares como Nueva York, San Petersburgo, Berlín o Estocolmo, puede verse junta por primera vez en la historia, desde hoy, en el Palacio de Carlos V de Granada.

La consejera de Cultura, Rosa Torres, presidió hoy la inauguración de la exposición, titulada "Los jarrones de la Alhambra: simbología y poder", que se exhibe en la cripta del Palacio de Carlos V, en el conjunto monumental de la Alhambra y el Generalife, y en cuya organización el Patronato del monumento ha invertido más de un año.

La muestra reúne más de un centenar de piezas, muchas de las cuales es la primera vez que se exponen públicamente, como el gollete del Baño del Museo de la Ciudad de Murcia o el Jarrón Fortuny, del Museo Hermitage de San Petersburgo, que de nuevo retorna al lugar del que salió en el siglo XV como regalo de los sultanes a las grandes personalidades de la época.

La exposición ha sido realidad gracias a la colaboración de más de 70 prestatarios nacionales e internacionales, como el Metropolitan de Nueva York, el Hermitage de San Petersburgo o The Hispanic Society de América, junto a los españoles Museo Arqueológico Nacional, Museo Nacional de Arte de Cataluña, Museo Arqueológico de Sevilla, Mallorca, Almería, además de los coleccionistas privados y, por supuesto, la colección del propio Museo de la Alhambra.

La muestra supone una oportunidad única para observar reunido el legado cerámico nazarí de la Alhambra, desperdigado por el mundo como consecuencia de los múltiples saqueos y el expolio que sufrió el monumento hasta bien entrado el siglo XX, cuando adquirió categoría de patrimonio protegido.

Las "joyas" de esta muestra son, sin duda, los jarrones de la Alhambra, de los que en la actualidad se conservan, completos, dieciséis, así como los golletes, asas, cuerpos y fragmentos de otros.

La organización de la muestra ha hecho un esfuerzo por recuperar también los jarrones que han desaparecido pero de cuya existencia se tiene constancia, para lo que la exposición incluye catálogos y documentación bibliográfica, así como representaciones virtuales de los mismos.

una muestra reúne por primera vez los jarrones de la alhambra

Otro de los jarrones que no han podido viajar a la Alhambra, dado su delicado estado de conservación, se exhibe en el Museo de Estocolmo y tiene "una historia fascinante", según explicó, en rueda de prensa, el comisario de la muestra, el arqueólogo Guillermo Roselló.

Se trata de un jarrón que salió de la Alhambra como regalo de un sultán a su homólogo en el norte de Africa, que recaló en el siglo XV en un convento de la capital de Chipre, en cuyo interior se custodiaban las reliquias de las Bodas de Caná, aseguró Roselló.

una muestra reúne por primera vez los jarrones de la alhambra

La trayectoria del jarrón no acabó aquí, ya que siglos después se convirtió en un botín de guerra turco, para pasar a manos de un embajador turco y, finalmente, recalar en el Museo de Estocolmo.

El comisario consideró "única" esta exposición porque, con ella, ha sido posible recuperar información desconocida sobre este legado que permitirá revisar muchos aspectos del periodo histórico nazarí

 

 Vídeo: Los Jarrones de la Alhambra

Enlace publicado en "Radio Granada"

 

La colección de cerámica nazarí de la Alhambra, entre la que destacan sus irrepetibles jarrones, desperdigados por lugares del mundo tan dispares como Nueva York, San Petersburgo, Berlín o Estocolmo, puede verse junta por primera vez en la historia, desde hoy, en el Palacio de Carlos V de Granada.


Terra Actualidad-EFE

La consejera de Cultura, Rosa Torres, presidió hoy la inauguración de la exposición, titulada 'Los jarrones de la Alhambra: simbología y poder', que se exhibe en la cripta del Palacio de Carlos V, en el conjunto monumental de la Alhambra y el Generalife, y en cuya organización el Patronato del monumento ha invertido más de un año.

La muestra reúne más de un centenar de piezas, muchas de las cuales es la primera vez que se exponen públicamente, como el gollete del Baño del Museo de la Ciudad de Murcia o el Jarrón Fortuny, del Museo Hermitage de San Petersburgo, que de nuevo retorna al lugar del que salió en el siglo XV como regalo de los sultanes a las grandes personalidades de la época.

La exposición ha sido realidad gracias a la colaboración de más de 70 prestatarios nacionales e internacionales, como el Metropolitan de Nueva York, el Hermitage de San Petersburgo o The Hispanic Society de América, junto a los españoles Museo Arqueológico Nacional, Museo Nacional de Arte de Cataluña, Museo Arqueológico de Sevilla, Mallorca, Almería, además de los coleccionistas privados y, por supuesto, la colección del propio Museo de la Alhambra.

La muestra supone una oportunidad única para observar reunido el legado cerámico nazarí de la Alhambra, desperdigado por el mundo como consecuencia de los múltiples saqueos y el expolio que sufrió el monumento hasta bien entrado el siglo XX, cuando adquirió categoría de patrimonio protegido.

Las 'joyas' de esta muestra son, sin duda, los jarrones de la Alhambra, de los que en la actualidad se conservan, completos, dieciséis, así como los golletes, asas, cuerpos y fragmentos de otros.

La organización de la muestra ha hecho un esfuerzo por recuperar también los jarrones que han desaparecido pero de cuya existencia se tiene constancia, para lo que la exposición incluye catálogos y documentación bibliográfica, así como representaciones virtuales de los mismos.

Otro de los jarrones que no han podido viajar a la Alhambra, dado su delicado estado de conservación, se exhibe en el Museo de Estocolmo y tiene 'una historia fascinante', según explicó, en rueda de prensa, el comisario de la muestra, el arqueólogo Guillermo Roselló.

Se trata de un jarrón que salió de la Alhambra como regalo de un sultán a su homólogo en el norte de Africa, que recaló en el siglo XV en un convento de la capital de Chipre, en cuyo interior se custodiaban las reliquias de las Bodas de Caná, aseguró Roselló.

La trayectoria del jarrón no acabó aquí, ya que siglos después se convirtió en un botín de guerra turco, para pasar a manos de un embajador turco y, finalmente, recalar en el Museo de Estocolmo.

El comisario consideró 'única' esta exposición porque, con ella, ha sido posible recuperar información desconocida sobre este legado que permitirá revisar muchos aspectos del periodo histórico nazarí.



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